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Rosa García Mendoza

Por domingo 31 de enero de 2016 Sin Comentarios

Por: Teodoso Navidad Salazar

TeodosoEl equipo de La Voz del Norte, viajó hasta la comunidad de Carboneras, una comisaría, próxima a la ciudad de Culiacán. Pertenece a la sindicatura de Sanalona. La comunidad es famosa por el pan de mujer, los productos derivados de la leche y tamales, pero sobre todo por el trato cordial de sus habitantes. La carretera pavimentada pasa por el centro del poblado; esta rúa, comunica (además de Sanalona y otras rancherías), al vecino municipio de Tamazula, Durango, con la ciudad de Culiacán, con quien desde siempre, ha comercializado y donde ramas de muchas familias de esa región, se asentaron en la capital sinaloense, por lo que, los identificamos (y se identifican), más con Sinaloa que con Durango.

Sanalona fue un rancho de ordeña, y a la par con otros caseríos, desapareció, dando paso a la presa, cuyas aguas irrigan el valle agrícola del centro del estado. Antiguamente la región estuvo poblada de asentamientos de la nación Lacapaxa y perteneció a la provincia de Culiacán, y reino de Nueva Galicia, según documentos de Lázaro de Arregui (1621), aunque en la relación de Culiacán (1582), compilada por Francisco del Paso y Troncoso, el asentamiento aparece como Tanalona.

En la comunidad de Carboneras, vive Rosa García Mendoza, bella mujer de avanzada edad, que se inició en la docencia a los quince años; se jubiló en 1981 y hoy, alejada de las aulas y la algarabía de los niños con quien que convivió por más de 35 años, vive con su familia, en la tranquilidad del hogar, después del deber cumplido. La encontramos sentada en un macetero, a la vera de la carretera, que pasa a solo unos metros de la cerca de su casa. Nos recibe con una sonrisa y nos invita a pasar al portal. Camina lento, apoyada en un bastón; dentro de poco cumplirá 87 años (17 de enero), nació en 1929, en el México, que buscaba institucionalizar la revolución que no hacía mucho, había terminado.

Las facciones dispersas por el país, resultado del movimiento armado, no coincidían en acuerdos para zanjar diferencias. En ese contexto las convocó el “Jefe Máximo”, Francisco Plutarco Elías Campuzano (Plutarco Elías Calles), con el ánimo aglutinarlas en un partido político, que vería la luz el 4 de marzo de ese mismo año (PNR abuelo del PRI); por ese tiempo Sinaloa, era gobernado el general Macario Gaxiola, militar afín a don Plutarco.

Nuestra entrevistada viste pantalón negro y blusa gruesa de manga larga, del mismo color; conservTeodoso 2a su anillo matrimonial (su esposo murió no hace mucho tiempo). Su casa es amplia. Posee un gran patio que, esa tarde es barrido por su hija Mercedes, quien vive con ella y apoya en lo que necesita. La maestra Rosa García Mendoza se acomoda en un equipal y nos dice, mientras sonríe nerviosa: haber, qué quieren que les platique.

Cómo se siente? Preguntamos – me siento bien, con muchas ganas de vivir. Rosa García Mendoza, fue de aquellas maestras que coadyuvaron en la transformación social del México, de las carencias, de la patria rural, urgida de estabilidad y progreso. Comenta que una parte de su familia proviene del antiguo mineral de Topia, Durango; los de su mamá, son de la región de El Coyonqui, sus padres ya casados vivieron la comunidad de Lo de Duarte. Luego comenta…”Mi infancia fue pobre, porque pobres eran mis padres; vivíamos de la siembra de autoconsumo, éramos 10 hermanos: José, Angelita, Enrique, Teresa, Jesús, Manuel, Inés, Mercedes, Rosalío, y yo. Mi padre falleció siendo yo muy chica, y vinieron las dificultades para subsistir. Por eso estudié. Deseaba superarme”.

Mientras habla a la grabadora, observamos; sus manos se mueven constantemente como para darse fuerza y enfatizar lo que dice. Sin duda, es agradecida con la vida. Sus facciones son finas. Trae un reloj dorado en la muñeca izquierda, un crucifico plateado pende de su cuello. Dice que le gusta la música de banda preferentemente y cuando puede, va a los bailes y no pierde el tiempo; baila hasta cansarse. Señala que su mamá cantaba muy bonito, y que tal vez por ahí venga su facilidad para componer versos y su alegría que contagia. Ha compuesto poesía y también corridos, tienen facilidad para hacer versos. Y declama algunos, con elegancia; luego sonríe apenada.

Comentó que desde niña jugaba con amiguitas a la escuelita. Quiso ser maestra desde entonces. Con dificultades concluyó el sexto grado en la escuela 8 (Eustaquio Buelna). “Luego me dieron trabajo, el inspector escolar era el profesor Jesús Gil, me mandó a Jesús María 2 años.

Llegué de 15 años; recuerdo que los muchachos me enamoraban, pues no era fea (sonríe y se sonroja). Pero ese no era mi objetivo. Les estoy hablando de 1945. Recuerdo que llegué a la comunidad acompañada por la autoridad escolar, montada a caballo, pasando por rancherías como Palos Blancos, San Rafael (de las que recordó)”. Fue mejorando sus conocimientos y perfeccionando su método de enseñanza a través de los cursos que ofrecían en el Instituto de Mejoramiento Profesional y los Centros de Cooperación Pedagógica, con intercambio de experiencias con otros compañeros. Trabajó en Jesús María, Los Lobitos, en la hoy sindicatura de El Varejonal; también en El Pozo, sindicatura de Imala y Carboneras, sindicatura de Sanalona, donde vive y donde se jubiló en 1981, al cumplir 36 años de servicio.

Tiene dificultades para recordar algunas fechas, logra detenerse en algunos pasajes y va al encuentro de las vivencias para que no se leTeodoso 3 escapen. Sin embargo su hija Mercedes le corrige algunos datos, quien afirma sonriendo que su madre fue muy dura con sus hijos (era muy pegadora -dice Mercedes). Al preguntar por los nietos y bisnietos, se da una controversia entre ella y su hija Mercedes; no logran un acuerdo y sacan cuentas, aparentemente los números cuadran: quedan entre 27 nietos y 44 bisnietos. La maestra contesta que ahora ya no se puede corregir ni a los alumnos ni a los padres; sin embargo señala que de cuando en cuando hacen falta unas buenas nalgadas cuando los niños se portan mal.

Luego arremete…sí, es bueno que se respete a los niños, pero se desautoriza al maestro, ya que no se le puede ni regañar, que los derechos humanos, que los derechos de los niños, etcétera. El maestro está indefenso y hasta trabaja con temor, ya que puede ser denunciado ante la autoridad. Nos comentó la maestra que le gustaba leer todo aquello que llegaba a sus manos. Leía el periódico, La Voz de Sinaloa y recomienda a las personas que lean. Eso les digo a mis exalumnos cuando me visitan.Nos comentó que su hija Lilia fue de las primeras en vender tamales y pan. Al iniciarse la pavimentación de la carretera durante el gobierno de Renato Vega Alvarado, empiezó el boom de la venta de pan.

Más tarde se sumaron otras familias que les funcionó también. Señaló que fue Ignacio Zazueta y su esposa Roxina Diarte, quienes fueron primeros en la venta de pan, y que un burro por los ranchos don Nacho vendía.

Es el mes de diciembre de 2015, la tarde empieza a caer y con ella, la temperatura también; se deja sentir un fresco que amerita la chamarra. Observamos a Mercedes que trajina en la cocina, y más tarde nos deleita con avena caliente y tamales. Eso es algo maravilloso que habla bien de la gente de nuestra entidad. Siempre buscando halagar y atender a las visitas. La tarde se va, y con ella se escucha los cacareos de las gallinas y los gallos que buscan refugiarse de la noche en los árboles cercanos a la casa.

* La Promesa, Eldorado, Sinaloa, enero de 2016.
Sugerencias y comentarios a teodosonavidad@hotmail.com

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