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Propósitos de año nuevo

Por domingo 21 de diciembre de 2014 Sin Comentarios

Por Carlos Varela Najera*

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El propósito implica una dimensión de sacrificio en todo sujeto, donde lo pulsional pretende ser amarrado en el nombre de los ideales a alcanzar, de ahí que intente sostenerse como imperativo a ser logrado, o bien una cierta forma de rehuzamiento.

El propósito tiene otro fin desde una lectura del psicoanálisis de orientación lacaniana, éste nos viene a decir que el aquí y el ahora es una dimensión ingenua donde se quiere colocar al sujeto, porque el propósito pone a trabajar el futuro anterior, pero en su dimensión de sacrificio, futuro anterior que nos coloca en un porvenir eterno, subvirtiendo las temporalidades en las que cree sostenerse el sujeto.

Este futuro anteriorizado en el hoy convoca a discutir el conciencialismo, donde razón y certeza son sus atributos más discernibles, por no decir discutibles, apareciendo un despropósito que nombramos como incerteza, cuyo sustrato se encuentra en el propósito- rehén, del principio del placer y del orden pulsional, así el propósito desenmascarado y colocado no tanto dentro del voluntarismo, o para decirlo nitzcheanamente voluntad de poder, lo ubico dentro del masoquismo reparador que necesariamente abona desde su latencia, haciéndole creer al sujeto que el cenit es posible cuando realmente se encuentra en el nadir, como bien lo destaca Jacques- Alain Miller, en su texto Punto de cenit (2012).

Este masoquismo reparador, lugar que asigno al propósito, juega con el sujeto al intentar injertarle ideales para que la cosa funcione, solo desde el ideal, la creencia alimenta los propósitos para que estos sean cumplidos, aunque se pague con el cuerpo o bien con la salud con tal de conseguirlo, bien.

Para alcanzar los propósitos de año nuevo el sujeto no encuentra a que santo encomendarse, pues tiene una lista de promesas que le hace a su débil yo, que anclado en la trastienda de la conciencia, no encuentra este yo como defenderse del principio del placer que lo mantiene acorralado y acobardado ante la toma de decisiones, ya que son muchos los propósitos del año, por ejemplo; adelgazar, ahorrar, estudiar, son tantos los propósitos que colocan al sujeto en una angustia constante frente al acoso pulsional y el principio del placer que hacen abortar los proyectos.

Los propósitos intentan orientar la desorientación del mundo, de tal manera que el propósito se juega en lo inmediato con las fantasías, y éstas a la vez nos acosan cuando el propósito no se cumple, descargándose en el sujeto un monto de angustia frente a su desorientación por no seguir el plan que el propósito se trazó, y en ese momento decimos que el sujeto queda suspendido o en falta frente a sus propios ideales, pagando con estados depresivos o angustias, como salvoconductos frente a la falla de los propósitos.

Algunas veces cuando no se cumplen los propósitos, en el caso de la delgadez, algunos sujetos, se martirizan con operaciones, para alcanzar narcisísticamente el cuerpo que el ideal le dicta, es muy preocupante cuando nos dejamos mandatar por los ideales, sin ponerle cierto freno, ya que creer que se puede alcanzar el cuerpo que el ideal dicta, nos convierte en esclavos adictos al ideal, que como amo absoluto nos recorta, no sin cierta cuota de psicosis.

Alcanzar algunos propósitos como es el caso de un cuerpo estéticamente mejorado, tiene que ver con la dimensión de sacrificio, dejar de consumir ciertos alimentos, en fin, someterse al régimen freudiano de la represión, sí, reprimir el consumo de ciertos alimentos, vaya, ¡acaso Freud ya paso de moda!, pues no, reprimir, abstenerse, o como le quiera llamar, de ciertas comidas que se suponen afectan el ideal a alcanzar con su cuerpo, es someterse al régimen freudiano de la represión, en este sentido Freud sigue tan presente para nosotros, cuyo legado incuestionable, incluso en las maneras de la mesa y la cocina, siguen vigentes.

Hay Freud para un buen rato, lo chocante de Freud es que tiene razón, por eso se le objeta, porque viene a decirnos lo mas real que nos acosa, la angustia, el deseo de muerte, la insatisfacción, los propósitos que no se cumplen, o bien estos vienen acompañados de una gran dosis donde el cuerpo siempre paga, recuerden que cuando el sujeto reprimió el desayuno para no engordar y consumió yogur de dieta, cada vez se estriñe más, probablemente tendrá el cuerpo que desea, pagando con la retención de las heces, con esto la persona cree que: no hay bien que por mal no venga. Feliz año 2015, y no dejen de tener sus propósitos de año nuevo.

*Licenciado en Psicología y Doctor en Educación, Profesor e Investigador.

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