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La Villa de Sinaloa y la Revolución Mexicana en su 104 Aniversario

Por domingo 7 de diciembre de 2014 Sin Comentarios

La toma de la villa en 1911 y 1913 y las muertes de Gandarilla y de Antonio B. Caballero.

Por Juan Manuel Velíz Fonseca*

pag 10 Juan manuel Velíz Fonseca1La antesala de la Revolución. El 5 de junio de 1909 el gobierno porfirista comunica a los distritos el fallecimiento del gobernador y general Francisco Cañedo Belmonte. A los pocos días de haber sido sepultado, el gobernador interino,licenciado Heriberto Zazueta, convoca a elecciones extraordinarias para el día 8 de agosto y así elegir gobernador sustituto.

Los grupos porfiristas o “científicos”, después de discutir quién sería el candidato, nombran algunos y a los días renuncian; entre ellos figura el licenciado Juan Bautista Rojo Norzagaray, nacido en la villa de Sinaloa, hijo de José Rojo Eceverry y Micaela Norzagaray Castillo. Su padre había tenido una amarga experiencia electoral cuando en 1875  participó en las elecciones del 6 de julio como candidato a gobernador siendo derrotado por el licenciado José María Gaxiola, pero además, a las semanas de esta elección, muere envenenado en su casa en la villa de Sinaloa, lo que consternó a sus habitantes.

En conclusión surgen dos candidatos, por un lado Diego Redo de la Vega, apoyado por Ramón Corral, vicepresidente de la Republica, el club Central Electoral y la prensa oficial, y por el otro lado el periodista José Ferrel Félix, apoyado por los ex reyistas y el Club Democrático Sinaloense. A Ferrel le unían sentimientos encontrados con esta cabecera, la villa de Sinaloa, ya que en 1872 fue muerto su padre combatiendo al lado del general Ignacio Pesqueira para recuperar esta plaza y su madre Aurora Félix Quiroz, contaba con raíces en esta villa.

Por fin  llega el 8 de agosto,día de la jornada electoral y  el resultado fue que Diego Redo gana la gubernatura mediante un fraude electoral. Más adelante aparece la campaña antirreleccionista en apoyo a Francisco I. Madero a la presidencia de la república. A casi un mes de que se celebren las elecciones federales es asesinado Gabriel Leyva Solano.

El 11 de julio de 1910 vuelve a ser declarado presidente de la república el general Porfirio Díaz Mori, los antirreleccionista son derrotados con un descarado y evidente fraude electoral. El 18 de noviembre, en la ciudad de Puebla son asesinados los hermanos Serdán.

Ante estos hechos violentos, Porfirio Díaz recibe telegramas de apoyo, por ejemplo la comuna del distrito de Sinaloa lo hace en los siguientes términos: “No se puede tolerar ningún atentado contra la paz de la nación y declara su adhesión al señor general Porfirio Díaz, presidente elegido por el pueblo”. Atentamente regidor, presidente, Francisco Lavín y Vega; secretario, Donaciano Valdez. En medio de este contexto político y social estalla la revolución el 20 de noviembre de 1910.

Fue hasta el 22 de junio de 1911 cuando el general Juan Manuel Banderas, la guerrilla de los Gámez,  (encabezada por Maximiano, Narciso, Alonso, Jesús y Pedro), así como Antonio M. Franco, Agustín Beltrán y Amado Zazueta, deciden por primera vez tomar la villa de Sinaloa que era defendida por el jefe de rurales JoséMaría Ochoa. Este se repliega de manera estratégica en la alameda que bordeaba la orilla del rio Petatlán, hoy Sinaloa, (otros cronistas dicen que esta alameda existió entre Sinaloa y Baburia, conocido como “E Tablón”),iniciándose de 4 a 6 de la tarde los primeros balazos. Al día siguiente los combates continúan desde las 8 de la mañana hasta muy tarde, en varios frentes como son: el camposanto, en Baburia, en el cerro de Monge, en el barrio conocido como El Calvario y de la “Torre Vieja”,  así como en El Opochi.  Antonio Franco, con una ametralladora atacó con éxito a lo rurales que defendían la alameda; Agustín Beltrán repite la misma acción después de tomar el cerro de Monge, luego baja con 100 hombres y hace lo mismo en El Calvario.

Después de varias horas de combate José María Ochoa es derrotado y abandonó la plaza (liberó a los presos y huyó) llevándose con él al prefecto político Antonio Barreda,  quien estaba acusado de ordenar el asesinato de Gabriel Leyva Solano. Esta Toma, dejó un saldo para los rurales de 13 muertos y 5 prisioneros; mientras que para los revolucionarios, de 5 muertos y tres heridos y varios prisioneros.Luego el gobierno interino de la república declara ganador a Francisco I. Madero a la presidencia y a José María Pino Suárez como vicepresidente.

Pasado un año de gobierno, el 22 de febrero de 1913 son asesinados Madero y Pino Suárez por el mismo ejército cumpliendo órdenes del general porfirista Victoriano “El Chacal” Huerta, alcanzando de esa manera la silla presidencial.

pag 10 Juan manuel Velíz Fonseca2En el estado de Sinaloa se vuelven a levantar en armas. La villa de Sinaloa vuelve a ser escenario de combates. A principios de junio de 1913 el coronel Alejandro Gandarilla  González, en compañía de la guerrilla de los Gámez intenta tomar la villa de Sinaloa que era defendida por el coronel Miguel Rodríguez, y fracasan.

Luego, el 12 de junio de ese mismo año lo intenta por segunda vez y no  sólo son derrotados sino que el coronel Gandarilla es emboscado y muerto junto con 30 de sus hombres, pues el enemigo estaba bien pertrechado en el camposanto y desde allí fueron sorprendidos. Ante esta desagradable e injusta derrota es comisionado el general Ramón F. Iturbe para que se concentrara en Bamoa.

Allí se reúnen estos contingentes: FranciscoReyes Obeso, Enrique Moreno, Claro G. Molina, Macario Gaxiola Urías, José María R. Cabanillas y los Gámez. EL día 3 de agostode 1913 Felipe Riveros ordenó por tercera ocasión la toma de la villa de Sinaloa. Iniciandodesde ese día hasta el 12 de ese mismo mes.

Primero es en  la alameda, pero son rechazados por Pedro Dimas; luego tratan de apoderarse del Cerro de Monge. En los próximos días los revolucionarios logran apoderarse de los Cerrillos y de El Opochi, ubicados en la margen izquierda del rio Sinaloa.

Los combates siguieron en el centro del pueblo donde fue herida de bala doña Elena Canobbio, vecina de la villa de Sinaloa. Los tiroteos por ambas partes eran nutridos, sin lograr ventaja ninguna. Luegotoman por asalto Baburía y otras posiciones. Apunto de triunfar los revolucionarios, llega el mayor Antonio Olague con un refuerzo de 400 federales en compañía del jefe de rurales, Felipe Pérez, logrando desalojar a los rebeldes de todas las posiciones incluso del cerro de Monge.

Ante esta derrota para los revolucionarios, la villa de Sinaloa se convirtió en un objetivo principal de guerra. El día 2 de octubre de 1913 regresan.Al frente venía el general Benjamín Hill. Mientras, la villa era defendida por el coronel Manuel R. Alcérreca con 700 soldados. Después de tres días de combate se logra tomar la villa de Sinaloa.

Fueron numerosas las bajas así como los prisioneros. Entre ellos se encontraba el comerciante Antonio B. Caballero de quien se  encontró su nombre en los archivos telegráficos, que fueron proporcionados por el telegrafista Aparicio Camacho. Una copia de uno de los mensajes donde felicitaba a Victoriano “El Chacal” Huerta por la muerte del presidente Madero y al vicepresidente Pino Suárez.

Caballero fue trasladado a San Blas, Sinaloa, donde se le sometió a un consejo de guerra presidido por el coronel Manuel Mezta y fue sentenciado a muerte ya que se le comprobó en el proceso haber hecho labor de espionaje e información, así como simpatía con Huerta.

Él no lo negó. Su esposa, Amelia Zazueta, habló con el coronel Mezta, le pidió que le perdonarala vida a su esposo a lo que contestó: “Perdonar un agravio personal, es un acto de nobleza; perdonar un agravio a una causa como la revolución es un crimen”.

Al conocer el resultado, la señora Zazueta buscóentrevistarse con el primer jefe constitucionalista al que de rodillas le solicitó:“ ¡Su vida está en sus manos!… por sus hijos…usted también es padre; clemencia para nosotros, para esta inocente criatura que quedará huérfana (una niña de cuatro años) abandonada por su padre a tan tierna edad. ¡Perdón!, ¡Clemencia para nosotros señor! Carranza por fin pudo, si no persuadir, por lo menos calmar aquella  desesperada mujer.

A la que le dijo:“hablaré con el general Álvaro Obregón; él es el único, como general  en Jefe del Cuerpo del Ejército del Noroeste, que puede otorgar el indulto a su esposo… yo hablaré con él en lo particular…le prometo interesarme”. Acompañó a la señora, que llevaba una chiquilla de la mano, hasta la puerta: la despidió paternal… “tenga calma; vea al general Obregón, yo le prometo influir, pero él es el único facultado para resolver esta situación”.

Aquella sentencia se, cumplió a  los días muy de mañana en Hermosillo, Sonora, llegaban varios coches a la cárcel donde estaba recluido el señor Antonio B.Caballero. En ellos iba el pelotón de fusilamiento. Cinco de tropa al mando de un oficial, en los otros los funcionarios que darían fe de este acto. Antonio B. Caballero subió sereno al coche que se le indicó, en compañía de un oficial, el cura y dos soldados.

Los coches partieron, los preparativos fueron rápidos; se paró el reo de espaldas a la tapia del cementerio, a un costado de la puerta de la entrada: ¿quiere usted que lo vende? Sí, es necesario.

El oficial sacó un pañuelo y vendó los ojos del condenado; el sacerdote, musitando una oración, puso el crucifijo de su rosario en los labios del reo y se retiró. Al momento se escucha una descarga uniforme, un cuerpo que se abate en contorsión dolorosa, un tiro más y la ley quedó cumplida.

Las promesas hechas  a esta mujer quedaron olvidadas o quizás el telegrama de indulto para Caballero haya llegado ese día por la tarde.

*Cronista de Sinaloa de Leyva.

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