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Liberato Teran Olguín en Moscú

Por domingo 2 de febrero de 2014 Sin Comentarios

Por Gilberto J. López Alanís*

Seguramente recorrió las calles a orillas del río Moscova, envuelto en un abrigo obscuro soportando la nieve y los helados vientos de la milenaria ciudad, las manos en los bolsillos cubiertas con guantes y en la cabeza el gorro tradicional ruso, la shapka; la bufanda cubriéndole la boca y la nariz. Su tránsito a pie de los dormitorios al Instituto de Ciencias Sociales, realmente una escuela de cuadros del Partido comunista Ruso, le resultó agradable al contacto con la población de todas las edades.

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Sus maestros todos especialistas en las diversas disciplinas de las ciencias sociales, lo maravillaron con las ejemplares cátedras y la biblioteca con bibliografía de toda América Latina y periódicos al día, de todos los continentes, en todos los idiomas, aparte de la gran colección de cuentos rusos; una riqueza literaria que reflejan el alma de un pueblo apasionado, valiente y soñador.

Lo veo asistiendo a los debates ideológicos en el auditorio entre las diversas tendencias ideológicas de aquellos años y los sorprendentes festivales folklóricos de las repúblicas soviéticas; sorprende la riqueza cultural de sus danzas, música y vestimenta.

Los coros del ejército y las funciones de ballet y operas en el Teatro Bolschói, con sus intermedios para degustar el champan y el caviar mientras alguna rusita le coqueteaba con discreción.

Sus viajes en el metro de Moscú con sus suntuosas estaciones conviviendo con los obreros y los burócratas hablando pestes del PC, y señalando la corrupción del aparato de gobierno.

Sin embargo la delicia del café y el pan blanco o negro untado con la cremosa mantequilla, los yogures y las enormes barras de postres lo han de haber reconciliado con el desvelo de las intensas lecturas que recomendaban los profesores del Instituto.

Obligada fue la visita a la Escuela de Economía en la Universidad Lomonosov, la más prestigiosa de la Unión Soviética en ese tiempo, para tomar alguna cátedra y convivir con estudiantes y profesores.

A que provincia viajó Liberato? Que sindicato ruso lo becó pagándole un sueldo decenal en rublos?, ¿Qué museos visito? Y como disfrutó la Plaza Roja al entrar al mausoleo de Lenin, después de ser checado por los guardias que le conminaron a no salirse de la fila con discretos toque en el abrigo para sentir si traías algún objeto duro y sobre todo caminar en año nuevo por las calles del centro en contacto con la juventud soviética.

No pudo sustraerse al Vodka y las interminables charlas con los militantes comunistas de Cuba, Argentina, Canadá, Francia, España, Uruguay Italia y muchos otros que buscaban intercambiar experiencias.

Liberato-Teran2Le tocó alguna sesión en el Kremlin?, impresionante debió ser ver su nombre en ruso manuscrito en el pase a tan importante recinto. La catedral de San Basilio, tan sofisticada en medio de un conjunto arquitectónico más sobrio lo indujo a la imaginación oriental.

Liberato vivió esta experiencia y la lejanía de su familia, camaradas y amigos sinaloenses, le forjó un arraigo a su terruño. Debió haber escogido alguna especialidad académica para seguir militando en el PCM y seguir en la ruta de las luchas democráticas de su país.

Su comportamiento posterior en las filas del Partido Comunista en Sinaloa y su desempeño académico y cultural en la Universidad Autónoma de Sinaloa, son muestra de que el Instituto de Ciencias Sociales lo dejó marcado y lleno de optimismo en la solidaridad internacional.

Fueron otros tiempos y de aquellos condiscípulos del instituto hoy se que son excelentes académicos, austeros militantes, luchadores entregados a las mejores causas de México.

*Director del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa.

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