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“La debilidad de mi sexto cuerpo”

Por domingo 29 de diciembre de 2013 Sin Comentarios

Por Ernesto Rios Rocha*

La-Debilidad1El sexto fue mi mejor día. Sólo esperaría el juicio del señor de 32 años. La prueba estaba lista. Había quedado escrito mi comportamiento en un libro de la vida, el juez lo abrió y me fue asignado el cuerpo para mi sexta vida. Hice algunas preguntas. ¿Cómo es que de acuerdo a lo escrito fue tomada esta decisión? Entonces escuché la voz del gran juez. – Acércate -me dijo. Caminé al estrado cerca del trono y le dije – ¡aquí estoy señor! – me dijo – ¡dime padre! Dije, padre. Me dijo –“cuida los talentos que te has ganado esta vez. Úsalos bien. No los presumas. Ocúltalos. Sólo cuando tengas que ayudar úsalos. Será un secreto mientras no sea necesario usarlos. No te sientas superior a nadie”. Si padre – contesté.

Se me entregó un cuerpo abierto al que entré y me conecté a los sentidos. Mi energía empezó a circular por las venas, cada uno de las piezas funcionó moviendo una a otra y en cuanto entró la energía, el pulmón succionó el aire y echó andar el motor pues mi batería estaba potente. Luego tomé mi holograma de memoria, la conecté al cerebro con todos sus cables y así fue como en unos minutos estaba succionando gasolina de mi boca al tanque para que la circulación automática por las venas lograra la estabilidad del funcionamiento.

Una vez de pie aún no estaba en tierra. Alguien me dijo -¡gira!- Y giré. Giré poco a poco y cada vez más rápido hasta desaparecer y entonces me transporté y fui a caer al vientre de mi próxima madre. Mi cuerpo era masculino, muy pequeño y de color blanco, bien parecido, ojos grandes y claros. Un niño normal. De manos juguetonas. En pocos años demostré prodigios y me llevaron con un brujo. El brujo me miró asustado. Yo con 5 años, lo veía a los ojos. Al fin puso su mano en mi cabeza queriendo descubrir algo, pero su mano ardió con una fuerte llama y él pegó de gritos quemándose. Me sacaron de prisa del lugar. Y no volví a hacer señales durante 7 años. El corto circuito de su polo había agredido mi pensamiento.

Durante esos años yo salía de mi cuerpo gnóstico noche tras noche a cierta hora silenciosa, y recorría el universo platicando con los astros, anotando tiempos orbitales por estrella así como velocidades y posibles choques y accidentes con repercusiones que pudiesen afectar mi planeta. Vi todos los insuficientes observatorios terrestres y los juegos astronómicos, las mentiras astrológicas y los cuentos y mitos de las interpretaciones proféticas, de las culturas y religiones. Descubrí los verdaderos cambios evolutivos de mi planeta y los tiempos de las fuerzas exteriores en la superficie así como la respiración interna de sus volcanes y agrietamientos por frío y calor a causa de su sol. 7 años observando.

A los 12 años dejé mi casa. Visité hospitales motivé las mentes de los ignorantes y curé infinidad de enfermedades de mis hermanos humanos sin que ellos lo notaran. Un día regresé a mi casa y ya estaba acechado por un hombre oscuro. Mis sensores sabían todo eso. A eso de las 3 a. m. salí de mi cuerpo para observarlo. Y vi entrar a mi casa un hombre alto, oscuro y con la mirada roja. Tenía un hacha e hizo pedazos mi cuerpo. Apareció el hombre holográfico de 32 y me dijo-¡sánalo! Pero yo me sentí incapaz y dije- sólo conectado he hecho prodigios! Pero él me repitió – aún no es tu tiempo aquí, sánalo y regresa! Levantó su dedo hacia mi memoria y grabó salud. Y en ese momento al voltear estaba sano y volví a la tierra.

Al levantarme estaban una serie de doctores sorprendidos, la prensa, y un escándalo de miedo.

Me convertí en un ser mundialmente famoso. No di testimonio. No escribí nada. Regalé los regalos y rompí propuestas y me desligué de todo lo que tuviera que ver con comercializar talentos. Me despojé de la más mínima tentación de poder y material, ya que día a día mi padre puso la comida en mi boca sin problema.

La-Debilidad2Me escapé, y disfrazado en diferente identidad comencé a explorar mi cuerpo. Apareció una mujer pasando con gran sensualidad y vi que mi cuerpo sintió una reacción. Le di rienda. Dejé que sintiera. Analicé y cerré temporalmente mi ojo sabio interior. Abrí el sentido de la superficialidad y mis ojos carnales empezaron a darle tentaciones a mi cuerpo. Me junté a la mujer hermosa de carnes bellas y semblante sensual. Al poco, me convertí en un carnal cualquiera abriendo al máximo los sensores corporales con un gran deseo de comerme al mundo y figurar con poder material como el mejor poseedor de los reinos, de féminas y lujos. Entonces vi oscurecerse una de mis manos, la derecha. Como si aquel hombre oscuro hubiese dejado un virus convertido en deseo mundano y esto hubiese provocado un cáncer espiritual. Entendí que había una enfermedad, pero era interna y se estaba reflejando desde mi mejor instrumento, mi mano derecha la de la proyección de luz. Al voltear adentro veía apagándose el holograma. Apareció el hombre oscuro y me tomó la mano con su derecha y la cabeza con la izquierda. Y dejó caer todo su virus sobre mi memoria. Entonces caí. Y volví a ser intervenido por ambulancias y hombres de blanco. Me amputaron el brazo pero al parecer el mal estaba también en mi cabeza y mi pecho. Borroso los vi con mi ojo interno, sin claridad. Y me alejé de nuevo del mundo.

Aparecí una vez más ante el señor 32 el cual me dijo-¡regrésate y pelea con el oscuro! Le dije-¡no puedo, dame armas! Sacó una espada de dos filos de su boca y me explicó. Esta espada es el verbo, la lengua, la palabra. Desenvaina y abre el armario y corta los sellos del libro de instrucciones, lee y vence al oscuro. Esto me pareció interesante.

Mi holograma cada vez estaba más débil y mi información más opaca, confusa, borrosa, mi memoria infectada y mis ánimos pocos. Sentí mucho miedo. Ya no deseaba descender otra vez a la tierra pero ahí acabaría mi viaje de vidas, y en caso de no hacerlo perdería mi espíritu holográfico y mi alma existencial , eso era lo más terrible, perder la gran ciudad de luz eterna.

Tomé la espada de mil palabras y corté el candado. Abrí el baúl del armario y corté los sellos. El libro de los sellos me decía que dentro del arma del baúl estaba cada una de las virtudes y como usarlas. Tomé la única arma que había. El arma era una antorcha de frases y la frase predominante era fe. El arma tenía grabado fe. Salía de ella una llama de luz. El libro hablaba de dualidad cosmogónica, y decía que la luz alumbraba y la oscuridad desaparecía.

Ahí entendí que la oscuridad no existe, sólo es ausencia de la luz, y que el oscuro no existe sólo es debilidad de pensamiento, y justo en mi debilidad espiritual había aparecido el oscuro creado por mi propia visión holográfica es su carencia de luz. Pero esa carencia yo la provoqué con mi superficialidad carnal. Entendí la palabra fe grabada enla antorcha, y con la llama de la antorcha podía grabar cualquier acto de fe. Entonces me dijo el señor – ¡ve y destrúyelo!- Analicé la palabra destrucción, la busqué en el libro y el libro la definía inexistente. Destruir no es destruir si no cambiar. Si no hay luz todo está oscuro. Llega la luz y huye la oscuridad. La oscuridad no es nadie sólo espacio falto de luz. La luz si es energía que alumbra el espacio. Había que destruir la oscuridad y sólo bastaba con tomar la antorcha y alumbrar.

*Pintor,escritor, narrador y pedagogo.

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