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Guillermo Muñoz Gutiérrez, “El Bachiller”

Por domingo 6 de octubre de 2013 Sin Comentarios

Por Andrés Garrido del Toral*

Guillermo-Muñoz1Nace en Querétaro el 9 de noviembre de 1947, en un modesto cuarto rentado por sus padres en los altos del portal de Independencia y a partir de 1954 vivió en el risueño barrio de Santa Rosa de Viterbo, cuando su padre adquiere la casa de Arteaga gracias a un préstamoque le dio el ISSSTE. Fue el hijo mayor del prestigiado don Guillermo Muñoz Gutiérrez y de la inteligentísima maestra Lupita Gutiérrez de Muñoz; él de Bernal, ella de Jalisco, supieron inyectar en sus hijos el amor a la música y a los estudios, además de tener filia por la práctica deportiva y la pertenencia a la queretanidad, a la cual hicieron más fuerte con sus diferentes aportaciones a lo largo de su vida.

Cursó sus estudios de preparatoria y profesional en la Universidad Autónoma de Querétaro obteniendo el título de Licenciado en Administración de Empresas con especialidad en Mercadotecnia, estudiando dos años de maestría en mercadotecnia que dejó inconclusa. De 1966 a 1994 desarrolla una carrera meteórica y ascendente, con puestos gerenciales y directivos, en la industria queretana, de Tremec a Turborreactores, pasando por Gerber y Massey Ferguson, hasta ingresar al gobierno estatal, no sin haber dejado historia en la computación queretana al haber sido de los primeros en manejar una computadora en Querétaro, la de Tremec, misma que en tamaño parecía una casa de interés medio actual.

También le dio por la docencia en la U.A.Q. y en el I.T.Q., pero su camino era y es el arte musical, por lo que trabajando como jefe administrativo en la Secretaría del Trabajo a la vez fungió como director de la Estudiantina de la U.A.Q. por un año, misma de la que había sido fundador y principal compositor. Los jóvenes lo habían elegido por unanimidad una vez que el maestro Aurelio Olvera Montaño se había jubilado, pero Memo aceptó solamente ser director musical y no general, porque aparte también dirigía a la estudiantina femenil de la Uni. Problemas con los integrantes de la sexta generación de estudiantinos y la no comprensión de actitudes y caracteres rectorales, hicieron que renunciara a dicha dirección, pero siguió colaborando en recitales y grabaciones, desde 1964 y hasta el año 2013.

También la Estudiantina le debe haber llevado en 1969 al que sería el mejor cantante de todas las épocas, no sólo de la Estudiantina sino de Querétaro, Librado Alexander Anderson, su mejor amigo y hermano, al que conoció de manera casual en una fiesta de un amigo común, y ahí, frente al hotel San Agustín en la calle de Pino Suárez, cuando los estudiantinos estaban a punto de comenzar un ensayo, Memo –que iba a ensayar- se percata de que Librado había salido de la Academia de Bellas Artes y lo regresa para integrarlo definitivamente.

Esta larga y aburrida semblanza laboral y profesional es nada más para demostrar la inteligencia y el esfuerzo de quien un día fue interno en un seminario religioso y se pensó que su carrera sería eclesiástica, lejos del mundanal ruido. Pero su destino estaba en fundar la Estudiantina de la U.A.Q. a los 16 años, en 1963, aprovechando su innato talento musical heredado de su abuelo Jesús Gutiérrez y de su padre Guillermo Muñoz, por lo que el acordeón sería su gran compañero durante el resto de su fructífera vida, mismo que le sirve como confidente y amigo, algunas veces, otras como instrumento de trabajo y muchas más como alcahuete.

Guillermo-Muñoz2Aparece en los discos de la Estudiantina de la U.A.Q. como autor de la música de “El Bachiller”, acreditándose la letra al abogado Salvador Cuevas, sin embargo, la letra original de Chava era “Yo quiero ser abogado, yo quiero ser contador, quiero ser tú enamorado, aunque nunca sea doctor”. Es decir, estaba bien rimada pero en sentido positivo, y a la juventud rebelde de México y Querétaro le vino mejor el cambio que Guillermo Muñoz le realizó a la letra de Chava Cuevas, cuando irreverentemente se grabó y se cantó como hasta hoy se escucha: “No quiero ser abogado, ni quiero ser contador, quiero ser tú enamorado, aunque nunca, aunque nunca sea doctor”. La pieza así, rebelde, protestante, con obsesión amorosa, fue un éxito en el mercado local, nacional y hasta en Centroamérica, donde todavía la graban y tararean grupos estudiantiles. Memo recibió las regalías por esa, su canción más famosa, durante treinta años ¡mucho más de trescientos pesos anuales de 1963 a 1993!

Sin duda alguna, Memo es uno de los compositores más reconocidos de Querétaro, solamente por abajo del reconocidísimo poeta crucífero Mario Arturo Ramos.

Guillermo compuso también “El Niño Dios Universitario”, “Casanova”, “Quisiera estar contigo” y –en coautoría con su hermano Felipe- “Las clases de Prepa”. Creo que definitivamente su canción más famosa es “El Bachiller”, rúbrica por 50 años de la Estudiantina, pero su consentida y más sentida es la de “Quisiera estar contigo”, bella pieza que conmueve hasta a la mujer más fría y cerebral del mundo, la que compuso para una novia de su mocedad, la que lo terminó y nunca más volvió, pero que la Estudiantina inmortalizó en el famoso disco de “Canciones Internacionales”, así como la grabación lograda en 1993 por la Estudiantina Femenil dirigida por el talentoso hermano Miguel Ángel Muñoz Gutiérrez. Claro que al casarse Memo, tan bella canción estaba prohibidísima en su casa, no nada más en su interpretación sino incluso en el hablar de ella. ¡Todo por una mujer que nunca fue suya! En desagravio le compuso a su novia, la que vivía precisamente en la Avenida del 57, precisamente una pieza que así se llamaba, “Avenida 57”, misma que grabaron y tocaban “Los Pentágonos”. Todavía compuso “Canto a las prepas”, que grabó la Estudiantina de la Escuela de Bachilleres de la U.A.Q. y hasta un rap para promover a la Máxima Casa de Estudios.

A Memo le entraron los demonios del mediodía y cayó en un estado de tristeza que mucho lamentamos sus amigos y hermanos, pero eso no es obstáculo para que su genio creador se aparezca en medio de copas y humo de cigarro al momento que nos lanza una “calavera” un “noticitas” o un “Égele” en el periódico “Noticias”, donde este Divo lo recomendó en el año 2000 ante Carlos Jiménez Esquivel y Miguel Bringas Rodríguez, que no le conocían a Memo esta cualidad, recibiendo éste una gran acogida del público y de la redacción, donde hoy es colaboración y lectura obligadas.

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El día que más triste lo vi fue cuando murió mi segunda madre, su gran madre, la señora Lupita Gutiérrez viuda de Muñoz, en la aurora del año 2000, pero cuando más encaboronado lo noté fue cuando una “Godzilla” ,digna del libro de los desastres, le rompió sus innumerables recuerdos como discos de vinilo grabados con la Estudiantina y con “Los Pentágonos”, sus fotos, libros y escritos, desgracia sumada a un manejo poco responsable de tarjetas bancarias, cosas que parecían acabar con su alegría y ganas de vivir, pero a Memo todavía mi Querétaro lo necesita, sobre todo en esas noches de Arteaga y Nicolás Campa cuando gima un acordeón o se escuche una coplilla que diga “si no estás junto a mí, ¿qué hago yo sin amor? Yo te quiero, te espero, me muero si no estás aquí”.

¡Cómo me duele ver su antigua casa paterna convertida en un estacionamiento! A mí, al amigo Memo y a sus hermanos también les ha de doler aquello de “nostalgias de las cosas que han pasado, arena que la vida se llevó, pesadumbre del barrio que ha cambiado y amargura del sueño que murió”. Mientras Guillermo tenga sueños, nunca morirá.

*Cronista del Estado de Querétaro.

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