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Alfredo Sánchez Palafox, In Memoriam

Por domingo 23 de junio de 2013 2 Comentarios

Por Faustino López Osuna*

Dice Joan Manuel Serrat: “Nunca es triste la verdad,/ lo que no tiene es remedio.” Más triste que la verdad irremediable, es la muerte de un ser humano y, todavía más, la de un amigo.

Hubo un tiempo, a principios de los años 80 del siglo pasado, en que, camino que andaba, camino en que me encontraba con Alfredo Sánchez Palafox. Primero fue con mi hermano Florencio, con quien cultivó entrañable amistad, mezclada con admiración, ajedrez, identidad de ideales, ejecución común de la guitarra, similitud de repertorio del cancionero latinoamericano. Otra vez, con Bertha Elisa Pérez Vidrio y su adoptado Pérez Meza artístico, a quien admiraba, valorando él las últimas grabaciones de mis canciones por don Luis Pérez Meza en 1981. En fin. Nos encontramos en lo que Octavio Paz dijo de que los caminos que lo llevaban a uno, pasaba por el de los otros.

Lo que nadie creería es que todo vino de que mis padres vivieron en calle Novena e Independencia, por la parte poniente del panteón municipal de la Colonia Benito Juárez, del puerto, justo como vecinos, por años, de los padres de Alfredo. Todavía recuerdo cuando mis padres iban a la ciudad de México, en autobús tradicional, en visita familiar y le llevaban camarones que le mandaban sus progenitores. Educado y solidario, mi madre apreció mucho su identidad con mi hermano, equiparable únicamente con el cariño que le tuvo a Estrellita Sámano, cuando la encontraba de visita a los líderes del 68 en Lecumberri.

Ya en México, cuando atendí la secretaría particular de don Alfonso G. Calderón, subsecretario de Pesca (1982-1985), encontré a Alfredo Sánchez trabajando coincidentemente en el sector pesquero, terreno de su especialidad académica en la UAS, en el Instituto Nacional de Pesca. Terminado mi trabajo en Pesca, con su novia y después su esposa, varias veces Sánchez Palafox me visitó, guitarra en ristre, en el departamento que me facilitaba Jesús Monárrez, sobre Viaducto Alemán, en la colonia Roma Sur, donde me ayudó a poner varias de mis canciones en cassette, para su promoción en grabadoras y editoras de música.

No vine a saber más de Alfredo, hasta que lo encontré, inconsolable, en el funeral de mi hermano Florencio, en el velatorio del ISSSTE de la colonia San Rafael, en el fatídico diciembre de 2001, tres meses después de que había fallecido mi padre en Mazatlán. Hombre de conciencia social y conocedor por experiencia propia del México real, transido de impotente rabia y dolor ante los restos mortales del amigo, no aceptó la versión oficial de su muerte.

Muy a lo largo lo saludaba por teléfono, hasta que un día, a principios de 2004, me dijo en un tono abatido: “Faustino, estoy perdiendo la memoria”. Jamás pensé, por su juventud, que empezaba su última batalla con el Alzhaimer, cuya escritura desconozco, espantoso mal del que tampoco tenía la más remota idea. Como cualquier ignorante, todavía le dije que era cansancio; que procurara multivitaminas. Y sucedió algo lamentable: perdí su número de celular. Intenté contactarlo en varias ocasiones, utilizando el de su casa, pero siempre me contestaron que ya no vivía ahí. Casi nueve años después, a principios del presente mes, Bertha Elisa me dio la devastadora noticia de su fallecimiento. Que su hija mayor, Natalia, le había informado desde la ciudad de México que sus cenizas serían esparcidas en el mar de Mazatlán. Sin proponérmelo, me vinieron, de golpe, los Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique, que expresan: “Nuestras vidas son los ríos,/ que es el vivir,/ que van a dar a la mar,/ que es el morir.”

Necesariamente, acudieron a mi memoria conversaciones que esporádicamente tuvimos a lo largo de casi veinte años, en las que Alfredo Sánchez mostró, invariablemente, juiciosa inteligencia. En la soledad de soledades en que quedó atrapado, cobran estremecedor sentido los versos de Muerte sin fin, de José Gorostiza: “¡Oh inteligencia,/ soledad en llamas!”

El día 13, en Internet, encontré una nota del estupendo periodista y columnista Francisco Chiquete, que sintetiza su semblanza: “Alfredo Sánchez Palafox fue un universitario y funcionario del ramo pesquero, rara avis, de los pocos a los que nunca se les acusó de corrupción, falta en el trabajo o incapacidad. Era, además, un gran bohemio, intérprete sin par de los grandes de la Nueva Trova Cubana y del folclor mexicano.”

Este sábado 15 regresa al mar cuyo recuerdo, pese a la atroz enfermedad que le destruyó la memoria, lo acompañó toda su vida. Enriquecerá el océano su arpegio rumoroso con las bellas armonías de la guitarra de Alfredo.

Científico en su formación comprometida en la Universidad Autónoma de Sinaloa y un polémico liberal en su comprensión del mundo, lo despido con los dos últimos versos del poema Ante un cadáver, del liberal juarista que fue el coahuilense Manuel Acuña: “La materia, inmortal como la gloria,/ cambia de forma, pero nunca muere.”

*Economista y compositor.

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2 Comentarios

  • azucena rodriguez sanchez dice:

    No cabe duda que este señoron fue en su vida un ejemplo a seguir, y en mis mas remotas memorias, de cuando yo aun era pequeña fue inalcanzable, respetado, admirado, todos los que hablaban de el se referian a el como un gran hombre, yo asi lo recuerdo, cuando por ultima vez lo vi, el vino a Ciudad Juarez ya venia con esa terreible enfermedad y de echo vino a ver a su madre quien estaba en agonia, lo malo fue que ya no alcanzo ni el ultimo suspiro, el mostraba madurez pero lo que era muy notorio es que le dolio hasta el alma, despues del velorio, el se regreso a Mexico, y ese mismo año le anunciamos la muerte de su hermana Rosario (mi madre) tuvimos contacto varias veces via electronica y por telefono pero despues de un tiempo ya no se supo nada de el, toda la familia nos preguntabamos uno al otro que habia sabido de el pero nadie, nadie jamas supo nada, y no queda duda del dicho que dice (valga la rebundancia) «las malas noticias llegan primero». El domingo pasado recibi una llamada con la triste y amarga noticia, el hombre de la familia (sin ofender a nadie) habia fallecido, hasta la fecha no hemos sabido de como ni cuando exactamente paso lo de su «muerte» nos tiene agobiados al resto de la familia, ya gracias a Dios y por fin tenemos donde contactar a sus dos hijas pero yo honestamente no quiero importunar, a mi en lo personal me hubiera gustado conocerlo mas para quererlo y admirarlo mas aun de lo que lo hago, agradezco infintitamente esta nota Sr. Faustino Lopez Osuna, siento que lo poquito que lo conoci coincide exactamente con lo que vivio usted con el. Descanse en paz mi querido y admirado tio Alfredo Sanchez Palafox…… lo de «muerte» anuncia que no murio sigue en nuestros ♥’s

  • Ruben Herver Zarate dice:

    Seguramente, muchas amistades que cultivo el Biólogo Alfredo Sánchez Palafox en su valiosa vida, apenas nos iremos enterando del fallecimiento fisico de este luchador social, poeta, bohemio de aficion, profesional de la investigacion pesquera y gran amigo. Hace poco platicaba a mis hijos de las noches bohemias que pasabamos alla por 1983/ 84, en la casa de nuestra añorada Doña Charito en la calle de Jalapa en la Colonia Roma, siempre amenizadas por la guitarra y la poesia de Alfredo, la alegria y bonhomia de Raul Ramos Padilla, las canciones de Alfredo Aguilar, Zeferino Trujillo, David Aburto Perdomo y otros amigos del Comite Ejecutivo Nacional del Sindicato Unico de Trabajadores de la Secretaria de Pesca del cual Alfredo S. Palafox, fue nuestro Secretrio de Trabajo y Conflictos. En su memoria, un recuerdo, por su ejemplo un hasta siempre!

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