Nacional

Amaranto… Regalo De Los Dioses

Por domingo 2 de junio de 2013 Un comentario

Por Alberto Ángel “El Cuervo”*

Amaranto01¡Alegrías, lleve sus alegrías… Cuántas alegrías le doy… Alegrías…!

Y mis años infantiles no sabían explicar bien a bien cómo era posible vender un sentimiento… Las alegrías no eran dulces que en mi tierra jarocha conociéramos, por lo que se me hacía muy extraño que alguien pudiera comprar algo parecido a la felicidad en plena calle… Mucho tiempo tuve esa duda, hasta que mi mamá me explicó que se trataba de unos dulces que eran típicos de la Ciudad de México a la que veníamos a visitar a mi abuela… Pasarían muchos años para que los probara, no se me antojaban en absoluto aquellos pequeños ladrillos de semillitas blanquecinas que en ocasiones llevaban pasitas incrustadas. El día que los probé, supe por qué eran tan afamados. El sabor era de una exquisitez muy especial… Justo el sabor discreto, sutil, sin empalagar… Llegando a Minatitlán, les platiqué a mis hermanos de infancia de aquellos dulces y lo que yo había pensado por el nombre… Como siempre, cada uno comentó de alguna experiencia al respecto…

—Sí, ya los conozco, mi mamá nos compró alegrías allá en Chapultepec cuando fuimos hace poquito a México ¿verdad, Lety?

—Sí,fuimos a acompañar a mi papá a PEMEX y de ahí nos fuimos a pasear y a Tepito a comprar… Saben bien, pero la verdad no tanto… Son un poco dulzones pero sin mucho sabor… Yo prefiero las palanquetas… ¿a ti te gustan, Turi…?

—No, yo prefiero un dulce de coco, ese sí sabe buenísimo…

Amaranto02Y es que para nosotros, las golosinas eran un buen mango con chile, o dulce de coyol o de coco que a veces preparaban nuestras propias madres en casa… Es decir, dulces hechos con la materia prima que había en el sureste. En esa época las costumbres de otros lugares de la República nos resultaban muy extrañas… Casi me había olvidado de aquella vez cuando conocí las alegrías en una de las visitas al DF… Ya con la familia completa con mis dos hijos, recibimos la noticia de que Rodolfo Neri Vela, iría al espacio para convertirse en el primer astronauta mexicano. Gori, mi vecino allá en Las Torres de Mixcoac, fue a darme la noticia… Se esfumaba nuestra esperanza de ser elegidos para el puesto en el transbordador espacial de la NASA… Para ahogar la tristeza, sacamos el bacardí blanco y nos dispusimos a ver las noticias en la televisión abierta que era lo único que había como opción para los que no teníamos acceso a la entonces muy elitista señal por cable… Ahí, dieron la reseña biográfica del Dr. Neri Vela, un hombre muy preparado… Originario de Chilpancingo, Guerrero, llegó al DF a la edad de cinco años. Aquí realizó sus estudios graduándose de Ingeniero Mecánico Eléctrico especialista en comunicaciones en la UNAM. Maestría en telecomunicaciones en la Universidad de Essex en Inglaterra y Doctorado en radiación electromagnética en la Universidad de Birmingham en el mismo país. La cuestión es que aquel día, Gori mi vecino y yo, brindábamos a la salud de Neri Vela cuando dentro de las cosas que dijeron, se mencionaba que en las investigaciones propuestas, estaba la de llevar semillas de amaranto para saber si podían crecer en ingravidez dadas las características nutricionales de esta planta que, según muchos investigadores muy prestigiados, es una de las aportaciones de México al mundo. El cultivo del amaranto en el imperio del Anáhuac se generalizó. Pero supuestamente fueron los mayas quienes en un inicio cultivaron y aprovecharon esta planta que algunos clasifican dentro de los cereales aunque otros científicos lo tachan de incorrecto. El nombre prehispánico del amaranto es Huauhtli. Aunque existen varias subespecies o clases de la planta mencionada que son conocidas con nombres distintos… Por ejemplo ¿Quién no ha escuchado, la interpretación que Pedro Infante hace a aquella afamada y antigua canción? “Quiero verte torteando la maaaasa / y apurarle al frijol con huauzontle/ quiero verla cargando un escuincle / que muy pronto me diga papa…” Pues precisamente, el huauzontle es una variedad de la familia de las Amaranthaceae, nombre científico que recibe en las Ciencias Naturales. El amaranto o huauhtli, fue básico en la alimentación de prácticamente todas las culturas precolombinas en Mesoamérica junto, desde luego, con el maíz, el frijol y la chía. Los mayas, y los aztecas, tenían al amaranto como fuente principal de proteínas y se consumía tanto a manera de verdura como en forma de grano reventado. El amaranto, además, formó parte importante de los rituales religiosos… Dentro de la cosmogonía de los antiguos mexicanos, esta semilla siempre se asoció a los dioses y su visión cultural en el Anáhuac. Como muchas otras cosas de la cultura del México antiguo, con la llegada de los españoles, el cultivo y la utilización del amaranto fueron proscritos, eliminados de la dieta de los mexicanos por razones políticas y religiosas. Era castigado duramente aquel que intentara cultivarlo o consumirlo poniendo como argumento que se utilizaba en rituales que ellos consideraban paganos. De esta manera, el amaranto, el huauhtli, se cultivaba en los sitios más alejados a escondidas de los europeos que no tenían la preparación o información suficiente para comprender las enormes ventajas de este gran tesoro que la tierra nos ha regalado.

Amaranto03Las zonas de producción, de cultivo del amaranto, curiosamente se mantuvieron desde ese entonces hasta la actualidad prácticamente sin variante alguna. Así, en la actualidad, es Puebla el mayor productor de amaranto constituyendo su aportación el mayor porcentaje en el país. Un 51% del amaranto que se consume en México, proviene del cultivo en el Estado de Puebla. Le sigue Morelos con el 22%, Tlaxcala con el 18%, El Distrito Federal con el 9%, Estado de México con el 6% y Guanajuato con 2% de la producción. En lo que respecta al valor nutricional, el amaranto cuenta con un muy elevado contenido proteico, más alto que el de todos los otros cereales. Llega a tener un contenido hasta del 18 por ciento de proteínas totales (el contenido proteico de la carne va de 20 a 30%) muy por encima de prácticamente todos los cereales. Pero más importante que esto, es la calidad de la proteína que el amaranto contiene. Según los investigadores científicos, el balance de aminoácidos (sustancias que conforman las proteínas) que tiene la proteína del huauhtli, del amaranto, es de una calidad nutricional muy elevada, por encima incluso de la calificación de la proteína de soja. Además, el índice de digestibilidad de la proteína del amaranto es del 93%. Es decir, se aprovecha prácticamente todo, se absorbe toda la proteína ingerida. Cabe señalar aquí, que los datos nutricionales son avalados o proporcionados por dos instituciones internacionales de gran credibilidad: La FAO (Food and Agriculture Organization) y la OMS (Organización Mundias para la Salud). La utilización de la planta de amaranto, va más allá de lo nutricional. En el mundo prehispánico fue utilizada con fines medicinales diversos, lo que ha motivado que muchos investigadores contemporáneos hayan realizado estudios al respecto y en la actualidad se le está utilizando para combatir desde las diarreas simples hasta el cáncer de colon, la insuficiencia renal y hepática así como la osteoporosis dado su alto contenido en calcio. La planta de amaranto es afamada por crecer en las condiciones más adversas, de hecho su nombre común actual, “amaranto” significa la planta que no se marchita. Por todo lo anterior, el Dr. Rodolfo Neri Vela, propuso como investigación en el espacio, el cultivo del amaranto en la estratósfera y el estudio de los posibles beneficios del mismo en caso de que la planta pudiera ser cultivada. La investigación fue un éxito, siendo el huauhtli de nuestro México, fuente alimenticia, fuente de oxigenación limpiando el aire del transbordador espacial de dióxido de carbono y además de esto también genera agua que se aprovecha para consumo de los astronautas en su caso. La NASA, calificó como de gran éxito la propuesta y la investigación del Dr. Neri y calificó al amaranto como cultivo celss, que significa algo así como sistema que soporta la vida de manera ecológicamente controlada. Jamás imaginé en aquellos años infantiles, que esa golosina que los vendedores ambulantes ofrecían bajo el nombre de “alegrías”, fuera de un valor tan alto en el futuro de la tecnología de alimentos para la humanidad… Con justa razón, son llamadas “alegrías”. Por algo, la Academia Nacional de Ciencias de USA, califica al amaranto como uno de las 36 cultivos más prometedores del mundo. En el momento en que escribo este artículo, recuerdo que mi querido amigo Manuel Amaranto04“Flaco” Ibáñez, gran actor mexicano, es celiaco, de esos casos raros dados en aquellos que no pueden consumir gluten, a riesgo de sufrir muchos padecimientos que pueden llegar a ser graves. Pues por si fuera poco, el amaranto no tiene gluten como sucede en el caso de muchos otros cereales así que para los celiacos, es un verdadero maná que México aportara a la humanidad. Toda la planta puede aprovecharse, incluso como forraje, pero el forraje mismo al deshidratarse, se puede utilizar para fabricar fideos de gran sabor y contenido nutritivo. Así que, por lo menos yo, mañana mismo saldré a buscar esos vendedores que tanto me llamaran la atención a mis cinco años cuando visitando el Distrito Federal, los oyera ofrecer alegrías en forma de un ladrillito de amaranto aglutinado con miel y salpicado de pasitas. Ah, olvidaba decir, que en Minatitlán, después de saber acerca de las alegrías que consumían los chilangos, de todos modos seguimos en aquel entonces prefiriendo los dulces de coyol, de coco y de “cirgüela” que preparaban las mamás de aquel entonces.

En la remembranza de mi infancia de mangos con chile, coco con sal y limón y dulce de todas las frutas tropicales de mi infancia…

*Cantante, compositor y escritor.

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Un Comentario

  • Leticia Maza dice:

    Uyyyy, que rico artículo, Alberto. Recuerdo perfecto mi primer encuentro con las alegrías. Muy interesante el contenido nutricional del amaranto. Entre las remenbranzas te faltó el dulce de melocotón, que era infaltable en nuestra infancia. Un melocotón que nada tiene que ver con la especie de durazno que ahora se conoce. Era o es, no sé si aún haya en el sur de Veracruz, una especie de sandía, por su forma cilíndrica totalmente, de unos 30 a 50 cm., de cáscara muy dura , color ocre y naranja amarillenta su pulpa, también dura e imposible de comer cruda.Un abrazo… con alegría !!!!

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