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Tercer Tercio

Por domingo 19 de mayo de 2013 2 Comentarios

Por Alberto Ángel “El Cuervo”*

Tercer-Tercio—Oye, Mony, ya me toca batear a mí…

—Espérate, va Spooky, luego Roberto y sigues tú…

—Eso me estás diciendo desde la primera entrada…

—Sí, coño, ahorita sigues… Es que estamos en la séptima y acuérdate que es la “fatídica”, ahorita sigues…

La fatídica séptima entrada… A mis escasos seis o siete años de edad, no tenía idea de lo que la palabreja significaba, pero debía ser algo muy importante porque no me dejaban batear no obstante que el bat, la pelota y un par de guantes eran míos. Con los años, me tocaría escuchar un sinnúmero de veces en la voz de los comentaristas de beisbol esa frase que sonaba como advertencia o cábala de las muchas que existen en este llamado el rey de los deportes… Desde el divertido narrador del Parque Deportivo 18 de Marzo de aquella mi siempre recordada Minatitlán, que anunciaba a José Pasitos Echeverría, el cuarto bat de los Petroleros de Minatitlán o a “Panchillo” Ramírez en el pitcher llegando a contar con verdaderas figuras de las ligas mayores como Luis Tiant…. Siempre tenía algún comentario jocoso y chusco que hacía reír a la gente que abarrotaba el parque especialmente durante los partidos de garra cuando se jugaba el clásico Minatitlán contra Coatzacoalcos… Ah, cómo nos hacía enojar el locutor de la radio de Coatzacoalcos cuando la serie se iba para allá y le tocaba narrar y a nosotros escuchar por el aparato “zenith” negro de mi viejo y el locutor decía: “El partido está cero a cero ganando Coatzacoalcos” y las rechiflas y las mentadas de madre en el público congregado que seguía el beis alrededor del radio … Invariablemente ambos narradores mencionaban siempre la fatídica séptima entrada… Años más tarde lo escucharía por supuesto en las voces de los legendarios Jorge Sony Alarcón, o de Pedro El Mago Septién e incluso de parte de mi amigo Toño de Valdés… La Séptima entrada era y es, desde luego, el principio de la tercera parte del partido que se desarrolla a nueve entradas…. El tercer tercio del partido.

Impactado desde mi infancia por lo anterior, comencé a observar lo sucedido en otros deportes. Así, cuando mi paso por las huestes del foot ball americano en el Instituto Politécnico Nacional, me di cuenta que al llegar al tercer cuarto del partido, era cuando generalmente el marcador se afianzaba o daba un giro diametral para que el triunfo o la derrota se gestaran justo en esa parte del encuentro… Son cuatro oportunidades para avanzar diez yardas y volver a tener la primera oportunidad, el famoso “primero y diez”… Y todos los entrenadores que recuerdo, insisten en que en la tercera oportunidad se consigue o no el avance suficiente para pasar las diez yardas y continuar con la posesión del balón… El tercer tercio, una vez más… El la fiesta brava, en las corridas de toros, el tercer tercio es el crítico, es cuando la faena se decide, cuando culmina, cuando llega el triunfo o la vergüenza para el torero… Es también cuando el toro muestra su verdadera casta y trapío o cuando el cansancio y la falta de clase aflora y así se muestra digno incluso del indulto para destinarlo a semental en el campo bravo o para cuando menos darle un arrastre lento a manera de homenaje por la casta mostrada. En otros deportes me ha tocado escuchar cuestiones similares. En una ocasión, cuando tuve el honor de recibir como mi invitado a Raúl González, nuestro campeón olímpico y mundial de marcha, en un programa de radio que yo conducía me hablaba precisamente de la tercera parte de la competencia y de manera muy especial en la marcha de los cincuenta kilómetros, una prueba verdaderamente extenuante, agotadora para el atleta mejor preparado…

—Raúl, creo que todos podemos imaginar la enorme felicidad, la recompensa sublime que es el triunfo en una Olimpiada después de la ardua preparación que llevan… Pero ¿Cómo se prepara un marchista para ello, cómo marca su estrategia, cómo es el desarrollo de la carrera, de la marcha ya una vez que están en la competencia…?

—Pues mira, Alberto… No es fácil, son muchas las presiones… Comenzando porque la prueba de los cincuenta es agotadora… Tal vez, lo más difícil es cuando cruzas los primeros veinticinco kilómetros… Se puede decir que ahí comienza el verdadero reto, ahí se ve quién es quien…

—Ahí comienza la tercera parte de la competencia… El tercer tercio…

—Efectivamente, los que llegan a esa tercera parte con la fuerza suficiente ya tienen gran parte del posible triunfo… Ahí, en el tercer tercio, como dices, empieza la estrategia para llegar a la meta y conseguir medalla…

El tercer tercio de cualquier proyecto, de cualquier evento, es siempre de gran relevancia… Podríamos decir que es un momento crítico en cualquier caso… En este instante recuerdo con gran afecto cuando en la clase de Laboratorio de Análisis Cuantitativo allá en mi siempre recordada y querida Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, al llevar a la mufla la sustancia analizada para eliminar humedades y poder finalmente saber el peso específico que nos llevara a determinar la fórmula de dicha sustancia, generalmente la tercera vez que se llevaba a esa especie de horno para eliminar la humedad, era la crítica… Era muy común que después de la tercera vez ya no variara el peso lo que quería decir que la humedad había sido erradicada y podíamos prácticamente vislumbrar el final de la prueba… ¡Ah, cómo se burlaba de mí mi querido amigo Genaro Ruan, ahora dueño de laboratorios en Michoacán, porque aquella tarde después de la tercera vez seguía variando y variando el peso de la sustancia que me había sido entregada para examinar! Pues fue finalmente hasta la novena vez en que llevé a la mufla mi sustancia cuando ya dejó de variar el peso y pude seguir adelante… Tercer tercio en el análisis químico cuantitativo… Y ahora, un grato sabor envuelve la pluma, envuelve el alma al saber que con este número estamos cumpliendo tres años de colaborar en la cultura por medio de La Voz Del Norte… Gratos, muy gratos momentos y experiencias han dejado en todos nosotros los que realizamos esta labor los tres años mencionados… Cuántas cosas se gestan en tres años… Cuántos amores y desamores… Cuántas horas y horas de aprendizaje constante al preparar cada artículo… Cuántas historias, anécdotas recuperadas en la memoria evocando tal vez el primer tercio de la existencia… Y henos aquí, continuando con la colaboración en la cultura para nuestro México como si fuera el comienzo del proyecto, con la misma enjundia, con la misma entrega, con el mismo entusiasmo para que usted lector o lectora (me recordé al de las botas tepocateras) reciba cada semana La Voz del Norte… Mucha es la gente que colabora. No nada más quienes escribimos sino los diseñadores, editores, impresores, ayudantes, y sobre todo los distribuidores y de manera especial los distribuidores voluntarios que hacen posible que nuestro querido semanario cultural llegue a más lectores potenciales… Gracias a Leticia Maza allá en el puerto Jarocho, gracias a la Doctora Rocío en la UNAM, gracias a mi amigo Bernardo Ezeta, gracias a todos y cada uno de ustedes que nos apoyan en esta labor neciamente insistente en cambiar la violencia por la lectura… A lo largo de estos tres años, se han abordado una gran diversidad de temas y personajes… Entrevistas, recuentos, narraciones, viajes, recreaciones, en fin… Ha sido una parte de gran importancia a lo largo de mi vida. Me siento verdaderamente privilegiado porque gracias a esta invitación de mi querido hermano Mario Arturo para colaborar en este periódico, he podido hacer nuevos amigos, he tenido comentarios que alimentan el alma y el deseo de seguir en el camino, he podido comprobar que los seres humanos tenemos muchas cosas positivas por dar y la esperanza del renacer permanece ahí… ¡Cómo no agradecer al destino el haber tenido la oportunidad de convivir en esas reuniones en el restaurante del Davimar en Guamúchil con el sarcasmo siempre agudo de Pancho y la respuesta siempre simpática de el viejo…! ¡Cómo no sonreir a la vida y guardar en el corazón a ese personaje con tanta capacidad de repartir amor no obstante todo: Chuyito, quien a veces nos enseña más en torno a la estrategia de enfrentar la vida que los encargados de planear y llevar la economía del país… En una ocasión, llegó con su escoba y su sonrisa a la plaza comercial y comenzó a barrer hasta completar una jornada de trabajo al término de la cual fue directamente a la dirección…

—Vengo por mi dinero…

—Cuál dinero…

—El dinero que me deben por estar barriendo…

—Pero nadie te dijo que barrieras…

—Pues sí, pero nadie me dijo que no barriera tampoco, así que páguenme…

Finalmente, se le pagó y continuó con esa plaza que él mismo creo como asistente, vigilante, barrendero, cuerpo de seguridad y sobre todo proporcionador de sonrisas no obstante su condición de aparente discapacidad, porque su capacidad de alegrar la existencia y repartir amor es ejemplar… Gracias, Carlos Antonio Sosa Valencia porque sería fácil simplemente pensar en inversiones redituables y convencionales, pero tú apuestas a la cultura, a la información y a la amistad. Felicidades a todos por haber culminado este tercer tercio que se convierte en el primero… ¡Muchos años más para La Voz del Norte!

Con la sensibilidad a flor de piel y casi incrédulo por la distancia que hemos alcanzado en esta hermosa labor cultural.

*Cantante, compositor y escritor.

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2 Comentarios

  • Leticia Maza dice:

    Uyyy, ya tres años??? Y yo apenas uno de «repartir» los semanarios, en el cual también ha habido muchas anécdotas en ese menester. Conocer personas que empatan con el gusto por las letras, que celebran que haya quienes se «tomen la molestia» de hacer llegar un periódico cultural a lugares tan lejanos, quienes se molestan porque «cuántos pobres árboles se han tenido que derribar para hacerlo?» Evocar los años de infancia con Alberto, personas muy queridas, personajes entrañables, anécdotas muy jocosas y de tan repetidas que a veces se genera la duda si habrán sido ciertas. En fin. Y muchísimas gracias porque también celebro formar parte de este Tercer Tercio en La Voz del Norte. ENHORABUENA !!!!!!

  • mario arturo ramos dice:

    y a usted tabién Leticia gracias

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