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Los Viajes en Grupo

Por domingo 27 de enero de 2013 Sin Comentarios

Por Jaime Irizar López*

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Tengo por cierto que los viajes ilustran, de eso no me cabe la menor duda, de que amplían horizontes también, y que son además un factor que incrementa la tolerancia al conocer nuevas costumbres y modos de vida; al igual pienso que ellos contribuyen a abatir la ignorancia al entender en consecuencia que no somos como pueblo los dueños de la única verdad y que ser diferentes no es sinónimo de ser malo; pero algo mas importante aún, es el hecho de saber que los viajes largos y en grupo, pueden ser, guardadas las proporciones, un pequeño curso intensivo de vida que nos sirve en ocasiones para conocer a los demás.

Voy a invitarlos a hacer un recorrido mental sobre esta situación particular y haré algunas consideraciones al respecto, pero antes les recordaré unos renglones de la canción “el jibarito”, canción preferida de mi madre, con la que ella se identifica por que describe y le recuerda muy bien los años de pobreza extrema que vivió en guamuchil; con estos renglones y un poco de imaginación quiero aludir a un grupo de amigos o parientes que están a punto de iniciar un viaje largo:

“Salen locos de contento con su cargamento para la ciudad, si, para la ciudad, llevan en su pensamiento todo un mundo lleno de felicidad, si, de felicidad….”

Pero primero déjenme decirles que en la vida son varias las oportunidades que tenemos para descubrir realmente nuestro carácter verdadero, nuestro temple o evidenciar de manera muy clara nuestras debilidades o defectos de personalidad o formación.

Ya se ha comentado hasta el cansancio el impacto psicológico y la experiencias de vida que nos regalan una enfermedad grave con sensación de muerte inminente, la muerte de un familiar muy querido, la cárcel o la privación de la libertad en cualesquiera de sus formas, el amor intenso o una jornada de sexo agotador. Pues en todos estos estados, es muy común que demos a conocer, bajo la influencia de estas situaciones extremas de placer, stress o apremio, la otra cara que tenemos y seamos muy dados también en estos casos específicos, a la confidencia filosófica sobre varios aspectos muy personales.

En este punto les digo que, a la hora de hablar, no hay que olvidar que a toda confidencia le puede corresponder el riesgo de una indiscreción o el uso en nuestra contra de la información vertida.

Cabe decir tambien que refrendamos con nuestras conductas y expresiones verbales mostradas en las situaciones antes descritas, la aseveración hecha por Bertrand Russell en el sentido de que todos los hombres tenemos una cara para la sociedad y otra totalmente diferente para los seres que mas queremos, y esta faceta se hace mas evidente en las situaciones arriba comentadas.

Pero hoy quiero comentarles lo que los viajes grupales con gran frecuencia develan de las personas. Estoy plenamente convencido que viajar es un placer que se magnifica si se experimenta en compañía de personas muy afines y a quienes en realidad te atan fuerte lazos de sangre, afecto y amistad. Pero vale mencionar también, que todos los viajes largos son en sí mismos un factor generador de tensión y ansiedad que puede propiciar el que se susciten manifestaciones espontáneas de una personalidad hasta entonces oculta y vuelvan tirantes, o incluso lleguen a romper las otrora buenas relaciones entre aquellos compañeros de viaje, ya sean amigos o parientes lejanos, a quienes en realidad no conocíamos del todo bien.

Los-Viajes-en-Grupo02Durante los trayectos largos es frecuente abordar todos los tópicos de conversación habidos y por haber. El viaje por una extraña razón empareja grados, rangos, niveles sociales, económicos y culturales. Por lo regular todos se sienten en libertad de decir y hacer lo que tengan a bien pensar. Se hacen bromas de todos los tipos. Por elementales reglas de cortesía, por lo general no hay nadie que sancione conductas ni imponga razones. En los viajes se hacen confesiones íntimas que después nos alcanzan; se externan opiniones duras sobre los que quedaron en el pueblo, mismas que no a todos los compañeros agradan, aunque lo guarden para si, y a lo largo del recorrido se van posicionando todos y cada uno de los viajeros en lo político, lo social o lo cultural.

Las horas invertidas en el traslado, merman la fuerza y la tolerancia. El cansancio empieza a tener su influencia y pone a todos sensibles e irritables, de tal suerte que cuando ya están por llegar a su destino, definitivamente ya no son lo gratos que creían ser en la víspera, y para esa etapa del viaje, ya han surgido las diferencias en el ser y el pensar de todos los integrantes del grupo y estas no tardaran mucho en manifestarse francamente con su respectiva afectación de las relaciones entre los viajeros.

Cuando de inicio no se define bien una agenda común y no existe en el grupo alguien con un liderazgo fuerte que se haga respetar, e imponga su justo criterio en los demás, la voluntad de expresarse sin cortapisas y en ocasiones la conducta anárquica de algunos, de seguro habrá de dar mucho de que hablar una vez conclulído el tan acariciado viaje de placer, negocios o estudios.

Por citarles unos ejemplos, les diré que en estos viajes grupales surgen con gran facilidad las diferencias de opinión a la hora de definir los puntos de interés que habrán de visitar. Cuando toca el tiempo de gastar en las tiendas, es común observar que unos compran mientras otros buscan a los compradores que se les han perdido, y caminan como mormones predicando la biblia hasta que el cansancio los ubica, en el mejor de los casos, en una banca del mall en donde los esperaran sentados, más aburridos que un ostión y con un cara de enojo, por que se tardaron mas de tres horas de lo convenido y con ello seguramente les amargaron y estropearon la agenda y el día al resto de los integrantes del equipo armónico inicial.

La hora de decidir donde comer, la lógica variedad de gustos y la intención de imponer el suyo sobre el de todos los demás, da pié a otro motivo de discusión, sin olvidar que quien se hace el desentendido a la hora de cooperar para pagar los consumos ayuda también a la formación de partidos para participar, bien definidos, en la guerra de críticas y abona muy bien para que se le guarden sentimientos. De igual manera puedo mencionar a aquel que agandalla el mayor y mejor espacio en el vehículo donde viajan o se aprovecha de la bondad, la cortesía y la prudencia de los demás para pasarla mejor sin aportar nada bueno al grupo, definiendo también con ello, una buena parte de los conceptos a la factura de reproches y distanciamientos futuros.

En fin, que cuando se viaja en parejas, con “amigos”, o con compañeros de trabajo que no están plenamente identificados con uno, con frecuencia se habrá de regresar con una relación que se demeritó bastante y seguirá así por el resto de sus días, porque en el postviaje habrán de surgir más comentarios o chismes que agravarán aún mas la relación.

“Un jarrón roto se podrá pegar, pero ya nunca quedará igual”, dicta la sentencia clásica para aludir a la afectación de una relación.

Si quieres conocer de verdad a alguien, invítalo a realizar un viaje largo en compañía de otros turistas más, si pasa la prueba y te salvaste de sufrir frustraciones, desencantos, enojos, y chismes, pues inclúyelo en tu inventario permanente de afectos verdaderos, pues has de saber que has consolidado un amigo franco y honesto. Prueba de fuego para la amistad, es realizar un viaje largo, que en algo puede compararse al hecho de vivir juntos, aunque sea por un corto tiempo.

En la vida no hay nada mas importante que saber elegir con quién te vas a sentar a la mesa para comer, con quién acostarte o con quiénes compartirás un largo viaje.

Concluyo diciendo: los viajes grupales son como las novias, no sabes lo que te deparan, hasta que te casas y vives con ellas.

*Doctor y escritor.

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