Editorial

Editorial: Nº 139

Por domingo 20 de enero de 2013 Sin Comentarios

Andrés Henestrosa y su “Flor de corridos”

A finales de los setentas del siglo pasado, mi interés sobre el corrido creció en las charlas con Juan S. Garrido, que semana a semana disfrute en esos tiempos con el compositor /director de orquesta/investigador/ autor de origen chileno y de nacionalidad mexicana, con quien me unió una amistad entrañable. Garrido tenía una visión que lograba fundir dos posiciones diferentes sobre el género músico/literario nacional: la culta y la popular que a veces marchan por caminos diferentes, pero que siempre encuentran un destino común. Como todo estudioso recomendaba y cuestionaba libros sobre el corrido; en esa época elogiaba el cancionero: “Flor de corridos“de Andrés Henestrosa, hombre de letras que nació el año de 1906 en San Francisco Ixhuatán, Oax., y falleció el 10 de enero de 2008 en la capital del país. Bajo sus indicaciones me dediqué a buscar al oaxaqueño/ universal, necesitaba su opinión para el libro/ disco que me encontraba preparando. Por esos ayeres, Henestrosa era integrante de la Academia Mexicana de la Lengua; al contactarlo y explicarle por qué solicitaba la entrevista, amablemente aceptó, citándome en una cafetería cercana a la Academia.

Al llegar después de las presentaciones sacó de un portafolio café, un ejemplar de su antología recientemente publicada por Editorial Porrúa. Luego luego, dejó en la mesa su definición: “El corrido tiene dos raíces, las ideas y los sentimientos, es el vehículo del que el pueblo se vale no sólo para expresarse; es también su órgano periodístico. Y esto de un modo natural, pues por ahí empiezan las literaturas todas: por la épica.” La charla giró entre la interrogante de si ¿narra y canta conductas o les da forma y las induce? Como contestación leyó una cuarteta de: La Martina: Luego la tomó del brazo/ y al campo se la llevo/ y cruzadita de brazos/ cinco balazos le dio, mirándome a los ojos pregunto:¿ para ti narra una tragedia? o te impulsa a darle cinco balazos a una mujer?, terminó diciendo: “ El arte ”proviene”, “nace”, “refleja”, tiene su origen” en la realidad… La tarde transcurrió rápido, al despedirnos -el zapoteco de “Los hombres que dispersó la danza” – “me solicitó mi dirección y quedamos de seguir la charla en una fecha próxima”.

En los años siguientes, una mañana un mensajero me entregó una canasta con productos oaxaqueños con una misiva firmada por el autor al que definía Mauricio Magdaleno: “reduce la historia de las cosas fabulosas a unas cuantas páginas” y que en esos día era Senador por su Estado. Al finalizar el comunicado, me decía que la firma la había hecho con unas plumas que estaban incluidas entre los manjares y que consideraba que servirían para seguir escribiendo. Han pasado cinco años del final de Andrés Henestrosa, lo recuerdo como un bibliófilo excepcional, como un escritor notable y como el de “Flor de corridos”

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