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Explicamos la Realidad y Construimos la Verdad a Partir de Modelos

Por domingo 6 de enero de 2013 2 Comentarios

Por Miguel Ángel Rosales Medrano*

Explicamos-La-Realidad¿Orígenes desde la nada o desde el todo?

¿Qué implicaciones tiene sostener que el universo se mueve y se desarrolla conforme a leyes naturales, sí resulta claro -de acuerdo con la teoría del Big Bang- que el universo surgió de la nada?

La anterior no es una pregunta menor, a mi parecer es la pregunta central con relación a las nociones de realidad y de existencia. No es prudente, en consecuencia, olvidar que la nada es nada y que nada puede surgir de ella, sobre todo si nos atenemos a lo que suele enunciarse como leyes de la naturaleza, en particular al principio científico del químico Lavoisieur: la materia no puede ser creada ni destruida, sólo se transforma, de donde deriva la ley química de conservación de la masa y la de conservación de los elementos.

Lo primero que salta a la vista es que si este principio fuera enteramente cierto, no estaríamos discutiendo el asunto, toda vez que el universo nunca hubiera surgido, y sin embargo el universo por lo menos parece real, así como toda la realidad que le subyace. Pero si lo que este principio, tan caro a la ciencia, sugiere que el universo ha estado “ahí” siempre, entonces tendríamos que invalidar por lo menos a la teoría del Big Bang.

En este nivel de reflexión resulta obligado preguntar: ¿de dónde vienen las leyes de la naturaleza?, ¿por qué estas leyes y no otras?, ¿las leyes de la naturaleza que conocemos son las mismas para todo el universo o pueden variar en función de los entornos múltiples de la realidad?, ¿dichas leyes realmente existen o son la manera en que la racionalidad del homo sapiens logra entender lo que se mueve en la realidad o la realidad que se mueve?

Insistir en sostener la teoría del Big Bang nos obliga preguntarnos, entre otras cosas, ¿por qué la nada habría de contener leyes de algo, si ella misma, en su carácter de noción, no parece regirse por nada? Y sin embargo la realidad existe, o por lo menos “eso” que está “ahí” parece existir, toda vez que es percibida por la vida y en particular por la vida inteligente. Entonces, no podemos eludir la siguiente interrogante: ¿la materia inanimada, no viva, es capaz de percibirse a sí misma y de percibir al resto de la realidad material?

Si la respuesta a lo anterior es negativa, tendríamos que aceptar que el universo sólo existe porque es percibido, y percibir hasta donde hoy sabemos es una cualidad de la materia viva, a menos que la física cuántica amplíe su capacidad comprensivo-explicativa con relación a la naturaleza de las partículas. Si la respuesta es positiva estaríamos muy cerca de la idea central del panteísmo, donde Dios es todo, el todo es Dios, por lo tanto el universo es Dios y su surgimiento es el acto y producto de una fuerza creadora.

Verdad y realismo dependiente del modelo

Antiguamente se tenía la idea de que los poderosos eran poseedores de la verdad como atributo o concesión divina, de manera que la masa estaba obligada a escuchar y acatar con temor supersticioso el mensaje del soberano, sacerdote o caudillo. En nuestros tiempos la verdad también tiene dueño, ahora quienes se reclaman poseedores de ella son principalmente los científicos, aunque también la reclaman con distinto grado de orientación e intensidad los líderes de los gobiernos nacionales y de las distintas religiones, así como empresarios y comunicadores, entre otros.

Esta realidad nos remite al problema de la verdad, con nuevos contenidos y argumentos, por ejemplo, no podemos descalificar a quien se proclama poseedor de una verdad científica, religiosa, política, ética, educativa, estética, etc., pues ésta (la verdad) se ha diseminado y enraizado como concepto y guía en los distintos ámbitos de las sociedades modernas, cuyo principal rasgo es la complejidad. ¿Quién puede disputarle a un experto en cualquier disciplina de las llamadas bellas artes, lo que es realmente una obra de arte? El que sabe es el que domina los saberes o conocimientos fundamentales del campo en que se desenvuelve. Con esto el problema de la verdad se relativiza, de manera que, desde hace tiempo y en adelante, conviene agregar al término verdad el apelativo del campo disciplinario, cultural o social de que se trate.

Lo hasta aquí expuesto tiene otras implicaciones que parecerían una falta de respeto al quehacer científico y sus resultados. Nada más lejano a nuestros propósitos, los cuales sólo pretenden contribuir modestamente a alejar el dogmatismo y la soberbia de algunos sujetos y objetos de la ciencia. Esto, entre otras cosas, puede lograrse a partir de debatir aspectos como los siguientes:

El éxito de la ciencia se debe más a sus aplicaciones técnicas que a su capacidad comprensivo-explicativa.

Conviene repensar y reorientar, y, en el mejor de los casos, sustituir el respeto supersticioso por el quehacer científico y sus productos, por el respeto a la vida y a la organización racional de la humanidad. En resumen, se trata también de recuperar los abandonados intentos por reconstruir una filosofía de la ciencia.

El dogmatismo que se percibe en algunos núcleos de científicos tiene, paradójicamente, como base el principio de incertidumbre que es uno de los rasgos que caracterizan a nuestra especie, sobre todo a partir de la conciencia de nuestra mortalidad y de la angustia de ignorar lo que realmente ocurre al ser humano después de morir.

Percibimos la realidad a través de modelos que constituyen nuestras maneras de ser, de pensar, de hacer, de actuar y de sentir, los cuales en última instancia convierten nuestros saberes en realismo dependiente del modelo, tal como lo reconoce Hawking en El Gran Diseño (2010).

Los modelos proceden tanto de la naturaleza humana como del entorno existencial de los sujetos, de ahí que estemos en condiciones de identificar modelos religiosos, científicos, educativos, éticos, políticos, culturales, etc.; los cuales se fortalecen o debilitan en función de la dialéctica social y de la pertinencia que guardan para la cohesión, salud y supervivencia de nuestra especie. Por ello, la duración de los modelos puede ser efímera o de largo plazo.

*Doctor en Educación por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

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2 Comentarios

  • aide espero dice:

    la mayoría de las personas pensamos -al menos guiando nos por la teoría BB- que de la nada surguio el universo,planetas,estrellas, todo mas sin embargo, si de la nada surguio todo lo que nos rodea, quien creo la nada?, si la «nada» es absolutamente «nada» como es posible que tenga tanto valor.. irónicamente, para aquellas personas que crean en la teoría del BB, el imaginar nos sosteniendo nos de todo lo que la teoría significa, como es que aceptamos que todo viene de la «nada»?, en particular. nosotros solemos llevar nos por modelos, en este caso nos reflejamos en modelos científicos, pero también sociales, religiosos entre otros, incluyendo modelos de comportamiento, así percibimos cierta realidad que estos modelos nos reflejan, dando nos diferentes maneras de pensar, las cuales pueden ser pasajeras o eternas…

  • Daniela Velarde C. dice:

    este articulo nos habla sobre de como en realidad surgio el planeta, y los seres humanos, como los cientificos han ido descubriendo porco a poco, que es la verdad o la realidad, ya que como la teoria del big bang , como todas las personas creeran en una teoria que se creo de la nada?. es decir de la nada surgieron los planetas, y todo lo que al universo rodea, todas las personas van creando modelos ya sea religiosos , culturales, sociales , las personas vivimos de modelos cientificos , ya que hasta de la manera en como nos comportamos es en base a ellos , los humanos nos vamos creando a partir de modelos , de esta manera creamos distintos modos de pensar .

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