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EL AÑO VIEJO… EL AÑO NUEVO.

Por domingo 30 de diciembre de 2012 Sin Comentarios

Por Alberto Ángel “El Cuervo”*

Año-Viejo-Año-Nuevo

Todo mundo se preparaba como si fuera a escenificarse la más grande producción teatral de la Historia… De la misma manera, en cada portón de cada finca, o cada casa, podía verse el famoso muñeco hecho de ropa vieja y relleno de aserrín y cohetes para quemar al año viejo justo a las doce de la noche del 31 de Diciembre… Toda una comparsa, recorría las casas de aquella Colonia 18 de Marzo… Los grandes llevaban la carga histriónica… Ellos personificaban al año viejo, a la viuda, al Doctor e incluso al año nuevo que supuestamente era un niño pero al representarlo un adulto, lógicamente resultaba mucho más simpático… En una especie de libreto improvisado, llegaban todos cantando a manera de obertura: “Una limosna para este pobre viejo/ que anda todo roto, que anda todo viejo, por comer pellejo…” y alguien de la comparsa, pone la silla donde el que personifica al año viejo se sienta y comienza la dramatización… Y la viuda, que generalmente era representada por uno de los varones adultos para impresión de todos los de entonces niños… Por alguna extraña razón, las mujeres rara vez querían actuarlo, así que los hombres teníamos que asumir todos los papeles fuera el rol que fuera… O tal vez, Chato, Spooky, Mony, Turi, Pacho y Godoy, habían votado porque no hubiera mujeres en la compañía teatral que salía a las calles para recaudar la cantidad que fuera para posteriormente escoger la mamá de alguno de los participantes misma que de manera equitativa distribuía las ganancias

—¡Ay Doctor, Doctorcito, dígame qué tiene mi viejito por favor ayyyy mi pobre viejito ayyyy…!

—Mi estimada señora… Lo que tiene su marido es algo que no tiene cura alguna…

—¡Noooo, no me diga esoooo por favor… Qué es lo que le pasa Doctor, qué tiene mi viejito, qué tiene…!

—Mire, venga, acérquese a mí que yo la consuelo… Así… Lo que tiene su viejo es un mal muy antiguo: “La Sejuela”…

—¿La Sejuela? Y qué es eso, Doctor… ¿Es muy grave…?

—Muy grave, mi estimada señora… Sejuela… Se jue la juventud…

Y los gritos y llantos de toda la comparsa: El año viejo, la viuda, los hijos, etc., que se mimetizaban con las risas de la amable audiencia callejera en aquella inolvidable “Colonia 18 de Marzo” que a toda costa intentaba conservar las tradiciones… Y después de juntar las ganancias, buscar la manera de comprar una chamarra de piel con borrega porque las temperaturas de invierno en aquel Minatitlán de todos mis recuerdos, eran terribles… Podía bajar en días extremadamente fríos hasta alrededor de los 19 grados, cosa inconcebible para nosotros los istmeños acostumbrados a las calcinantes temperaturas de siempre… Así, entre comparsas y el cubrirse del “frío” invierno del sureste de México, despedíamos y recibíamos los años viejos y los que comenzaban… El ritual era prácticamente el mismo cada año: bañarse desde temprano para salir a jugar ya con la chamarra de borrega calzada, luego regresar ante los gritos desaforados de las mamás anunciando que ya llegaban los invitados… Sentarse a contemplar los mismos personajes con las mismas copas, los mismos chistes y las mismas lágrimas de cada fin de año… “Salud, Ingeniero, porque el año que comienza traiga prosperidad…” “Igualmente, Capitán, que todo sea mejor para todos…” “Comadre, ya no llores, la vida es así…” “No, comadrita, no conoces a este cabrón…” “Niños, no hagan ruido que estamos platicando…” “Te dije que se iba a enojar mi papá…” “A qué hora servirán la cena, me muero de hambre porque estoy en una dieta buenísima…” “No me digas… La acabas de comenzar ¿verdad? Hay que tener paciencia…” “Oiga Doctor, y qué tal si ponemos la W, no tarda en comenzar Manuel Bernal…” “Hay mucha estática, pero ahí está Bocho Ramírez de la Peña, es nuestro declamador…” “Si va a recitar Bocho, yo lo acompaño al piano…” “¡Así se habla…! Mi comadre Esperón es la mejor pianista del mundo…” “Niños, silencio, que va a declamar el Dr. Ramírez…” “No chinguen… Otra vez nos tenemos que soplar a Bocho…” “Te oí, pájaro… ya verás cabròn…” “No empiecen… Fermín, salud y vamos a escuchar a Bocho…” Y el declamador de Mina, inclinaba la cabeza para después llevarla hacia arriba como intentando evocar en la memoria los versos de El Brindis del bohemio… “En torno de una mesa de cantina, una noche de invierno, regocijadamente departían seis alegres bohemios… Los ecos de sus risas se escapaban y de aquel barrio quieto iban a interrumpir el imponente y profundo silencio… El humo de olorosos cigarrillos en espirales se elevaba al cielo simbolizando al resolverse en nada, la vida de los sueños… Pero en todos los labios había risas, inspiración en todos los cerebros y repartidas en la mesa, copas pletóricas de ron, whiskey o ajenjo…” y el salud que aprovechaba lo dicho en el poema del Maestro Guillermo Aguirre y Fierro… Casi nunca se recuerda al autor, al igual que con las canciones, se tenía presente a Manuel Bernal, El Declamador de América, el magnífico intérprete de ese emotivo poema rimado infaltable en todos los festejos decembrinos, pero jamás recuerdo haber escuchado a nadie decir que había sido escrito por Aguirre… Pasarían muchos años para enterarme del autor… Nace Guillermo Aguirre y Fierro, en la ciudad de San Luis Potosí el 24 de Septiembre de 1877… Estudió en el Seminario Conciliar y en el Instituto Científico y Literario de dicha ciudad capital del estado de mismo nombre. Se inicia en el periodismo en el año de 1901 escribiendo en El Popular de Gómez Palacio, Durango y en El Demófilo, de San Luis Potosí. Dos años más tarde, igresa como redactor a la Bala Raza de Tampico y en el año de 1909 funda en Aguascalientes El Tecolote… Por sus ideas antiporfiristas, fue encarcelado muchas veces… Y al triunfo de Madero, se opone a la ideología del presidente, lo que le lleva a refugiarse en El Paso, Texas hasta que logra por fin regresar a la Ciudad de México donde colabora en distintos periódicos. Interesado siempre en las artes literarias, el Maestro Aguirre se acerca y comparte íntimamente con todos los integrantes de la llamada bohemia del México de entonces…

“Olvidaba decir que aquella noche, aquel grupo bohemio, celebraba entre risas, libaciones, chascarrillos y versos, la agonía de un año que amarguras dejó en todos los pechos… Y la llegada, consecuencia lógica, del ¡feliz año nuevo!… Una voz varonil, dijo de pronto: ¡Las doce, compañeros… Digamos el requiescat por el año que ha pasado a formar entre los muertos… Brindemos por el año que comienza, porque nos traiga ensueños, porque no sea su equipaje un cúmulo de amargos desconsuelos…”

En el año de 1928, el Maestro Guillermo Aguirre y Fierro, publica su libro titulado: Sonrisas y Lágrimas… Fue en este libro justamente, donde apareció precisamente la pieza que ha sido considerada por todos como su obra cumbre en la poesía… Me refiero justamente a El Brindis del Bohemio

“El turno es de Raúl, alce su copa y brinde por Europa, ya que su extranjerismo es delicioso… Bebo y brindo, clamó el interpelado… Brindo por mi pasado, que fue de luz de amor y de alegría… en el que hubo mujeres tentadoras y frentes soñadoras que se juntaron a la frente mía… Brindo por el ayer que en la amargura que hoy cubre de negrura mi corazón esparza sus consuelos trayendo hasta mi mente las dulzuras de goces, de ternuras, de amores, de delicias, de desvelos…”

No es difícil imaginar, que habiendo compartido aquél mundo bohemio poético del México de entonces, Aguirre y Fierro haya podido concebir esa obra que durante muchos años, fuera infaltable en la programación de la XEW cuando en navidades o año nuevo, anunciara con bombo y platillo la presencia del declamador de América, Manuel Bernal emocionando hasta el llanto a todos los escuchas… en mayor o menor grado, sigue siendo recordado hasta nuestros días. Claro, no con la misma intensidad tal vez, pero continúa siendo, como diría Gabriel Zaid, un poema “mas vivo en el corazón y la mente de los lectores sencillos” que muchos de los poetas de todos los tiempos…

“Brindo, porque mis besos cual saetas, lleguen hasta las grietas formadas de metal y de granito, del corazón de la mujer ingrata, que a desdenes me mata, pero que tiene un cuerpo muy bonito…” y la culminación emotiva llegaba al máximo cuando Bernal decía: “Sólo faltaba un brindis… El de Arturo, el del bohemio puro de noble corazón y gran cabeza…” a punto de las lágrimas, ya el silencio no daba paso a broma alguna… “Brindo por la mujer, más no por esa en la que hallais consuelo en la tristeza, rescoldo del placer, desventurados…” y Bocho, el Dr. Ambrosio Ramírez de la Peña, en el paroxismo total, remataba “¡Por mi madre, bohemios, por ella brindo yo, dejad que llore y en lágrimas desflore esta pena letal que me asesina… Dejad que brinde por mi madre ausente, por la que sufre y siente que mi ausencia es un fuego que calcina…!” Y así, Guillermo Aguirre y Fierro, se hizo inmortal en la poesía para renacer cada fin de año en este cada menos infaltable Brindis del Bohemio… Finalmente, siguen los rituales… Las doce uvas en las doce campanadas, el agua, el barrer, el salir con maletas para viajar o la creencia de que de la manera en que se termina el año permanecerá el año que comienza… El beso a quien se ama justo a las doce para permanecer en el amor todo el año siguiente… Y las intenciones de año nuevo que casi nunca se cumplen para que finalmente se termine todo en fiesta… Yo no olvido al año viejo, porque me ha deja’o cosas muy buenas… Que la sonrisa inunde sus corazones y el de los suyos en el próximo 2013 y lo que quede de este agonizante año 2012 donde la situación casi nos lleva al cumplimiento de las profecías.

Entre los propósitos del Año viejo… Año nuevo…

*Cantante, compositor y escritor.

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