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Un Relato del Pueblo de Aramuapa

Por domingo 21 de octubre de 2012 Sin Comentarios

Por Juan Manuel Véliz Fonseca*

Arroyo de Ocoroni

Aramuapa (algunos cronistas le llaman Oroamapa ya que argumentan que en ese lugar en el arroyo de Ocoroni los gambusinos sacaron mucho Oro) era un pueblo indígena perteneciente al antiguo distrito de Sinaloa, incluso fue el primer escondite del jefe Nacaveba y seguidores al dar muerte al padre jesuita Gonzalo de Tapia y Pando al quererle imponer una religión distinta a la de él. El historiador y locutor Teodoso Navidad nos dice: “Para 1743, en estos predios se localizaban dos sitios de ganado mayor, que distaban tres leguas de Ocoroni, asignados a don Sebastián Azcárraga. Con la promulgación de la Constitución de 1857, este asentamiento obtuvo el rango de celaduría, en la alcaldía de Ocoroni”. Mientras que el cronista vitalicio del municipio de Sinaloa José Ángel Gómez Mora detalla: “fue un lugar donde la diligencia que cruzaba de la ciudad de Culiacán hacia Álamos Sonora, abastecía de bestias de refresco en este lugar y servía de descanso a los viajeros’’. Este pueblo ya no existe fue desapareciendo poco a poco, y como referencia se puede citar a dos kilómetros de la sindicatura de El Naranjo. En este pueblo de Aramuapa se tejen anécdotas o historias que los habitantes de esta región nos comentan y me llamo la atención para que usted amable lector conozca la riqueza de cada una de ellas.

Aramuapa donde sobresalía el apellido Bojórquez familia dedicada a la cría de ganado y en menor escala la agricultura, y última en abandonarlo. Esta vez me voy a referir a María Bojórquez, hija única del matrimonio Bojórquez, a quien por cierto ya era una señorita de edad madura y los pueblos de la región de Ocoroni decían a pesar de que hacia poco tiempo (1909) había cruzado hace algunos años, por esos lugares la vía del tren y se decían unos a otros: “A la señorita María se le pasó el tren”. Ella no perdió la oportunidad de encontrar un caballero y casarse algún día y tomó como pretexto recorrer 20 kilómetros cada fin de semana y un día entre semana en su carro jalado por dos caballos junto con su chofer pasando por las comunidades de Guasavito, Los Tastes, La Playa, Playita de Casillas, Loma Linda, Tepantita, El Altillo, hasta llegar a Ocoroni y asistir a misa de los domingos que celebraba el cura en la vetusta Iglesia de los Dolores.

Corría el año de 1920, un día su padre, tratando de darle más comodidades y que encontrara un buen partido para su hija, deciden obsequiarle un carro motorizado y lo compran en los Estados Unidos, el cual es traído por tren y depositado en Estación Naranjo. Ya en Aramuapa este carro de cuatro llantas, don José María Bojórquez, manda construirle un camino especial para que pudiera desplazarse mejor. Todo era de maravilla, la señorita María se enseñó a manejar, iba y venía todos los días de manera rápida entre Aramuapa y Ocoroni. Algunos de sus moradores no conocían este carro motorizado como le ocurrió a “Totono” Cárdenas, ya que un día muy de mañana se encontró a este artefacto rodante con la luces prendidas, pues todavía estaba obscuro, a la altura de lo que hoy es La Mojonera, se asustó tanto que pensó que era algún animal extraño o el mismísimo diablo tomó una piedra se abalanzo sobre aquello que también se le figuraba una hormiga gigante atinándole la pedrada y le apaga el foco del lado derecho y se tiró a matar dentro del monte donde permaneció varios días escondido creyendo que le había dado en un ojo. Y quien pago por este “foco roto“ durante varios meses fue Cecilio “El Chilo” Verdugo ya que le construyeron una cachimba con palo de ocote y tenía que salir corriendo adelante del carro para ir aluzando el camino y para que la señorita María pudiera asistir a misa de las 6 de la mañana todos los días a la iglesia de Ocoroni, ya que las refacciones tardarían seis meses en traerse de los Estados Unidos y todo ese tiempo estuvo corriendo nuestro amigo “Chilo”, por culpa del “Totono”.

*Director de la casa de la cultura.

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