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Mendoza y Cortés: Cielito lindo

Por domingo 11 de diciembre de 2011 Un comentario

Por Juan Cervera Sanchis*

Pocos saben, y escasos son los que recuerdan, a Quirino Mendoza y Cortés. Más: si uno pronuncia su nombre, incluso entre la gente leída, en la mayoría de los casos, casi nadie lo asocia con la música. Ahora bien, si uno tararea las primeras notas de la canción “Cielito Lindo” o dice algunos de sus versos, todos la reconocen.

“Cielito Lindo” es una canción mexicana que ha dado y sigue dando vueltas y más vueltas al mundo con la complacencia de todos los que la escuchan: “Ese lunar que tienes,/cielito lindo,/junto a la boca,/no se lo des a nadie/ que a mi me toca.”

Todos nosotros alguna vez hemos canturreado esta estrofa, ¿o no? Por supuesto que sí.

El lunar existió junto a la boca de una novia de un joven compositor enamorado. La dueña de aquel lunar se llamó Catalina e inspiró a Quirino Mendoza y Cortés una canción inmortal.

Por cierto que Catalina y Quirino se casaron y procrearon tres hijos: Manuel, Jesús y Domingo.

Quirino Mendoza y Cortés, el autor de “Cielito Lindo”, vino al mundo en Tulyehualco, jurisdicción de Xochimilco, México D. F., el 10 de mayo de 1862 y dejó de existir el 9 de noviembre de 1957 a los 95 años de edad.

Fueron sus padres, para decir las cosas al antiguo estilo, Policarpio Fidelfio Mendoza Ocampo y Juana Cortés de la Rosa. Su padre fue agricultor y organista.

De la iglesia donde tocaba se iba al surco y del surco retornaba a la iglesia y así reunía los recursos para sostener a su familia.

La madre de Quirino fue a su vez la hija del maestro de música Hilario Cortés, natural de Jerez, Zacatecas, quien fuera director de la Banda de Zapadores y ostentaba el grado de capitán.

Quirino pues, por ambas vertientes sanguíneas, traía la música en sus venas. Su primer maestro fue su padre. Él le enseñó a tocar la guitarra, el violón y el piano, sin permitirle descuidar sus estudios. Fue un niño muy aplicado. Hizo la primaria en Tulyehualco. Ahí, guiado por su padre y el cura párroco, conoció los secretos del órgano. Pronto dio pruebas de su talento para componer. Siendo casi un niño escribió algunas composiciones musicales con temas religiosos.

Terminó su carrera de maestro y ejerció el magisterio en pequeñas poblaciones, como Los Reyes, San Mateo Jalpa, Santiago Alcahualtepec y San Juan Izcapotan.

Luego de un tiempo ausente de su pueblo natal volvió a instalarse en él. Ahí también fue maestro. Enamorado de la naturaleza se le veía subir, a pie, al cerro del Teuhtli para darse el gusto de admirar y gozar el Valle de México.

Quirino Mendoza tenía alma y corazón de poeta, era un poeta. Se sabe que “Cielito Lindo” fue escrita durante uno de aquellos paseos al cerro del Teuhtli.

Pero no se crea que su vida fue un piélago de paz. Lo bucólico de aquellos días fue roto por los disparos de la Revolución. Quirino no dudó en participar. En 1916 lo dejó todo y tomó el fusíl. Pero él era músico. Terminó dirigiendo la Banda de Guerra de Puebla, mientras componía canciones como “Jesusita en Chihuahua”, polka, muy celebrada en el norte del país. También compuso “La Joaquinita”.

La verdad es que Quirino Mendoza no es únicamente autor de una sola canción. Dejó un número considerable de valses, entre los que destaca el titulado “Honor y Gloria”.

Fue profesor en el plantel Miguel Meneses, que estuvo en las calles de Belisario Domínguez número 22, D. F., planta que perdió al desaparecer el mismo y que lo llevó a sufrir bastantes apuros económicos. Ello, sin embargo, no le impidió seguir componiendo.

Al morir la suma de sus creaciones musicales fueron de 73 himnos, 102 canciones populares, desde pasodobles, marchas a fox-tros; 57 cantos para jardín de niños; 50 huapangos y otras polkas, mazurcas, chotís y obras religiosas.

Veinte años después de muerto tuvo un momento de gloria, gracias, sin duda, a “Cielito Lindo”.

El D. F. decidió rendirle (1977) un homenaje post morten. Fue entonces que sus restos mortales fueron exhumados y trasladados, del panteón de Tulyehualco, donde había sido sepultado, al lote de los Hombres Ilustres de Xochimilco que se encuentra en Xilotepec.

Al margen de estos reconocimientos oficiales Quirino Mendoza y Cortés siempre ha estado vivo y muy presente, por más que muchos ignoren su nombre, en la letra y en las notas de su “Cielito Lindo”, tan de todos nosotros:

“De la Sierra Morena, cielito lindo, vienen bajando un par de ojitos negros, cielito lindo, de contrabando.

Ay, ay, ay, ay, canta y no llores, porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones.

Pájaro que abandona, cielito lindo, su primer nido, regresa y no lo encuentra, cielito lindo, bien merecido.

Ay, ay, ay, ay….

Ese lunar que tienes, cielito lindo, junto a la boca, no se lo des a nadie, cielito lindo, que a mi me toca.”

Un cielo de canción, con la que le bastó a Quirino Mendoza y Cortés, para instalarse en la memoria de la historia de la música popular de México entre sus más señeras e inolvidables figuras.

*Poeta y periodista andaluz.

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Un Comentario

  • Ismael Galicia dice:

    Un gran personaje Don Quirino Mendoza, mi paisano (lo conocí en vida), en Tulyehualco dos escuelas, una colonia, la Plaza Civica y una calle llevan su nombre, lo admiramos y nos sentimos orgullosos de su obra musical.
    Y si que la canción «Cielito Lindo» sigue dando vueltas al mundo, en el año 1977, en un viaje a Europa, mi esposa, un servidor y varios amigos estábamos en el andén de una estación del metro en la ciudad de Londres a punto de abordar cuando escuchamos en el sonido de la estación una versión instrumental de «Cielito Lindo» y no abordamos para poder escucharla con mucha emoción y días después en la Plaza de España en Roma, Italia, escuchamos a un grupo musical de jóvenes tocando «Cielito Lindo» y también la disfrutamos.

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