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Óscar Orrantia Hernández

Por domingo 16 de octubre de 2011 10 Comentarios

Por Juan Salvador Avilés Ochoa*

Nació el 14 de noviembre de 1931, en la casa ubicada por la calle Morelos número 433 esquina con Juan José Ríos, en el antiguo barrio culichi “El arroyo de los perros” hoy Colonia Almada, en la capital sinaloense.

Fue el segundo de cuatro hijos del matrimonio formado por don Ruperto Orrantia Rocha y la señora Adela Hernández.

Su niñez fue como la de cualquier niño, forjado por el recio carácter de su padre y por las carencias económicas que en ocasiones azotaban el hogar.

Su infancia fue muy corta, ya que a la edad de 15 años tuvo que abandonar la escuela primaria e incursionar en el gremio telegráfico, como ayudante de intendencia y haciendo mandados a los empleados de la oficina telegráfica en Culiacán.

Posteriormente se le dio la oportunidad de empezar a repartir telegramas ya que conocía muy bien las rutas de la ciudad y constantemente ayudaba a los mensajeros en dicha labor.

Por las noches se quedaba con la intención de aprender la clave Morse ya que tenía la firme intención de ser telegrafista y bajo la conducción de Ezequiel Avilés Castro aprendió el lenguaje de los puntos y las rayas, lo que le valió para obtener su primera plaza de telegrafista.

No conforme con lo anterior, aprendió a manejar la radiotelegrafía bajo la tutela de Jesús Orozco, apodado “El Pollón”, y una vez aprendido el oficio quedó encargado del turno nocturno de la radio en la torre de control del aeropuerto de Culiacán.

Después de trabajar varios años como telegrafista por las mañanas y radio operador en el aeropuerto por las noches, se le dio la oportunidad de ingresar en el periódico “El Sol de Sinaloa” manejando la radio.

Contrajo nupcias con la señorita Josefina Medina López con quién procreo cuatro hijos: María Lourdes, Óscar, Victor Hugo y Marco Vinicio.

Después de dejar constancia de responsabilidad y honestidad en todas sus actividades, recibió invitación de Eugenio Méndez Docurro, Director General de Telégrafos Nacionales, para que se hiciera cargo de la Superintendencia de Telégrafos de la Treceava División, lo que le permitió tener a su cargo la mayoría de las oficinas telegráficas del estado de Sinaloa.

En ese encargo tuvo la oportunidad de adentrarse al conocimiento y desarrollo de toda la red telegráfica estatal y con el apoyo de las cuadrillas de celadores entre los que podemos nombrar a Sibaja, Fausto Torres Espain, Talavera, Aguirre, Marín y otros más, recorrían su jurisdicción desde La Cruz de Elota hasta El Carrizo, revisando y/o reparando daños en las líneas telegráficas, sobre todo cuando el estado era azotado por ciclones.

Era tanto su pasión por el trabajo que en ocasiones hasta sus hijos se llevaba los fines de semana y los ponía a contar los postes en mal estado.

En 1970, Eugenio Méndez Docurro fue nombrado Secretario de Comunicaciones y Transportes por el Presidente de la República Lic. Luis Echeverría Alvarez e invitó a Oscar Orrantia para que se hiciera cargo de la Subdirección General de Telégrafos Nacionales, cargo que ocupó durante todo el sexenio, incluso al final estuvo encargado del despacho de la Dirección General.

En 1976, al inicio del periodo presidencial encabezado por el Lic. José López Portillo y Pacheco, fue invitado a ocupar el cargo de Director General de Telégrafos Nacionales desde donde influyó notablemente en la modernización de este importante medio de comunicación en el país.

Durante este periodo el popular “Güero” Orrantia demostró enormes cualidades y don de servicio y con su sonrisa carismática escaló tal popularidad en Sinaloa que estuvo en el umbral de ser designado candidato del Partido Revolucionario Institucional a gobernador del estado, sin embargo Antonio Toledo Corro, en ese entonces Secretario de la Reforma Agraria, le ganó dicha nominación.

A principios de 1982 es detenido por las autoridades federales para investigarlo por un supuesto fraude cometido en el ejercicio de sus responsabilidades.

Ante esto Oscar Orrantia, con la dignidad y entereza que siempre le caracterizó, tuvo la osadía de anunciar, desde el reclusorio, que denunciaría las verdaderas causas de tal arbitrariedad firmando con ello su sentencia de muerte.

El sábado 2 de marzo del mismo año, Carmen Salinas, -quién ese día junto con Lola Beltrán, Ferrusquilla, Los Gallos Reales, iban a amenizar el festival que todos los sábados el telegrafista organizaba para los internos-, encontró muerto al querido e inolvidable “Güero” Orrantia.

Sus restos fueron trasladados a la capital sinaloense y sepultado en la cripta familiar en el panteón civil el día 5 de marzo.

*Cronista de Mocorito.

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