Estatal

Movimiento Estudiantil Popular de 1968

Por domingo 9 de octubre de 2011 Sin Comentarios

Por Gilberto J. López Alanís*

Este poema, de un compañero de la generación José María Luis Mora, de quinto año, alumno de la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional, del cual se conserva el original escrito a mano, es parte de la colección de documentos del Movimiento Estudiantil de 1968, se encuentran en una colección alusiva a tal gesta social y se resguarda en el Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa.

Ahí es posible encontrar volantes originales, de aquellos momentos que se repartieron por las brigadas estudiantiles en mercados, barrios, sindicatos, camiones, esquinas concurridas, oficinas y en las casas de las colonias del Distrito Federal, aparte de recortes periodísticos de esos días y otros impresos y comunicados del Consejo Nacional de Huelga.

La documentación generada por esta manifestación social hoy es diversa y oluminosa; sus interpretaciones van desde novelas, ensayos, crónicas, poemarios, canciones, documentales, películas, videos, testimonios y un sinnúmero de evidencias que nos permiten afirmar que aquello existió y no es posible negar.

Sin embargo el movimiento del 68 carece de una historia abarcadora que se adentre en los aspectos de la vida cotidiana.

Tanto Elena Poniatowska, como Luis de Alba, el Pino Martínez, Ramón Ramírez Gómez, y toda la cauda de ideólogos, literatos, sociólogos, historiadores y cientistas sociales que lo han tratado, en verdad no lo vivieron como los directamente implicados, los brigadistas y estos no han escrito, sin embargo, sus testimonios están a la mano.

De la obra publicada, baste leer con atención, para observar la ausencia de informaciones de cómo se integraron los Comités de Lucha, cuál fue su estructura interna, como se depuró su dirigencia, también como el Comité Nacional de Huelga, se aisló de las bases, así como cuáles fueron sus batallas más significativas y como se logró posicionarse en el ánimo de la población.

Todavía existe escozor sobre algunas participaciones de carácter personal y grupal y las diferencias afloran cuando los “sobrevivientes” hacen sus reclamos o discuten en los diversos foros. Esto nada más es una demostración del carácter democrático de aquellas participaciones.

Estamos esperando que hablen otros actores, menos interesados en ser diputados o senadores o como aquellos que pretenden mantener ciertas hegemonías políticas o ideológicas.

Interesante sería una visión del 68 desde las regiones, porque sus actores más decididos fueron de “provincia”. Solo afirmó que como objeto de investigación histórica, el Movimiento Estudiantil-Popular de 1968, tiene aristas que es necesario conocer, en aras de entenderlo mejor.

*Director del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa.

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