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«El tenor de la voz de seda»

Por domingo 24 de julio de 2011 Sin Comentarios

Por Mario Arturo Ramos*

En la edición #45 de La Voz del Norte, les conté que el 25 de este mes (lunes), se conmemoran 480 julios, de la fundación de la ciudad de Querétaro (hoy, Santiago). Que el vocablo tiene dos posibles orígenes, el idioma purépecha en que se denomina al lugar de piedras o pedregoso como Querendaro y que esta hipótesis señala que posiblemente es una variante utilizada por los españoles para formar el vocablo Querétaro y la otra que en ñandú/ otomí, significa juego de pelota. Desde luego tengo que decir que nunca cruzó por mi mente, que dentro de los eventos de junio de 2011, para celebrar “El Día del Español”, el Instituto Cervantes convocaría a un concurso para encontrar “La palabra más hermosa del español” y que más de 33 mil navegantes de la red, respaldarían al actor mexicano, Gael García Bernal, y a su propuesta de Querétaro para el 1º lugar. El memorable triunfo fue sobre gracias y sueño, 2º y 3º respectivamente del certamen; el premio me llevó de la primera impresión de júbilo a un estado de confusión, al darme cuenta de que se señalaba que Querétaro era el nombre de la “Isla de las salamandras azules.”

Así que tengo que recapitular, especificar que la fiesta de aniversario a la que me referí en el artículo citado, pertenece al Querétaro que nació en la Loma del Sangremal, el que tiene que ver con los que no hablaban español, los que no conocían a Santiago Apóstol, el jinete del caballo blanco, él de la cruz y la espada. ¿Quizá falto escribir?, que en la calle de la ciudad colonial donde pasé la infancia, existe el primer templo erigido por los conquistadores: “El calvarito” y que las tales salamandras azules se fueron pal´ norte mucho antes que yo arribara al mundo, o a lo mejor como dicen los viejos: se ahogaron, llenando de azul el cielo queretano. El elemento que hace que los cumpleaños de pueblos y ciudades se llenen de alegría, es cuando en la fecha emblemática se rinde reconocimiento a los hombres y mujeres que hicieron y hacen su historia. Uno de ellos es Juan Nepomuceno Arvizu Santelices, “El tenor de la voz de seda”, figura emblemática de la “Época de oro de la canción popular mexicana”.

Juan Arvizu
El arte queretano tiene personajes y obras que lo identifican, Ricardo Pozas (Juan Pérez Jolote), Heriberto Frías (Tomochic), Francisco Domínguez, (música de cine), J. Guadalupe Velázquez (música sacra), Fortunato Ramírez (músico huapanguero), Ana Luisa Pelufo (actriz), Margarita Mondragón (poeta), Salvador Alcocer (poeta), María Duval (cancionista), Felipe Ramírez (ejecutante del órgano), etc. etc. y una cúspide que impactó no sólo en el país sino también más allá de las fronteras: Juan Arvizu. Juan nació el 22 de mayo de 1900 en el hogar formado por Pedro Arvizu y Trinidad Santelices. Las aptitudes musicales del más tarde reconocido cantor y compositor comenzaron a temprana edad, en las tertulias familiares y sociales de su lugar natal; en 1922 cambió su domicilio a la ciudad de México donde ingresó al Conservatorio Nacional como alumno en las clases de armonía y solfeo, a la vez que para completar su preparación artística asistió a clases de vocalización con José Pierson. En 1924 debutó profesionalmente en el Teatro Esperanza Iris a lado de las cantantes: Consuelo Escobar, Ángeles Ottein; tres años después en la empresa discográfica Brunswick, grabó los temas “Ventanita Morada” y “Varita de nardo” de Joaquín Pardavé el inolvidable “Don Susanito”, convirtiéndose el disco en un suceso de ventas. El 18 de septiembre de 1930 en el programa inaugural de la XEW, “la voz de América Latina” junto a otros(as) reconocidos(as) cantantes y compositores participó el queretano, dejando muestras de maestría y talento. Este suceso se considera el arranque de la gran canción nacional.

Su prestigio internacional
Sus éxitos en los principales escenarios nacionales le abrieron las puertas del extranjero, las altas ventas de los acetatos donde quedaron sus interpretaciones, abrieron los ojos de los promotores y empresarios de otros países. Pronto fue llamado por el público internacional que demandaba su presencia, sus triunfos en Chile le otorgaron el nombre de “La voz de terciopelo y seda”; en Colombia y Venezuela fue reconocido como: “La voz de México” y en su patria cariñosamente se le llamó Juanito Arvizu “Descubridor de genios” ya que se le atribuía el descubrimiento o lanzamiento de Agustín Lara y Mario Clavel, compositores de gran nivel a los que grabó una buena cantidad de canciones. En su etapa internacional decidió radicar durante más de dieciocho años en Buenos Aires, donde fue reconocido como primerísima voz del tango. Sus trabajos en la industria del disco fueron múltiples, su presencia en el canto popular le otorgó categoría y dinamismo; fue un cantor que cautivó multitudes e intimidades; los creadores musicales peleaban por que sus temas fueran grabados por Juan; recibió homenajes, premios y reconocimientos en diferentes naciones; en Argentina se le considera en la pléyade de cancionistas que dieron lustre al tango. De regreso al país, se presentó en programas de televisión y teatros con gran afluencia; sin embargo la edad y las enfermedades fueron minando su salud y el 19 de noviembre de 1985, en la vieja Tenochtitlan llegó el final del mayor artista queretano.

El cumpleañero
Siempre he creído que el Querétaro real es más imaginario que el de sus leyendas, que la crónica de su fundación nos lleva al territorio de la fantasía y que a pesar de que por acuerdo de la decisión de un cabildo municipal se le antepuso a su nombre original el Santiago; él conserva en su historia el nombre de sus hijos que han llevado su nombre por el mundo. Por eso en este 480 aniversario, me parece que con justicia debemos recordar a los paisanos que en su tarea lograron poner a Querétaro en lo más alto, como es el caso de Juan Arvizu Santelices, “El tenor de la voz de seda”.

*Investigador y compositor.

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