Nacional

29 marzos sin Guadalupe Trigo

Por domingo 20 de marzo de 2011 6 Comentarios

Guadalupe Trigo

Por Mario Arturo Ramos*

Yo nací una mañana
c
on la música en las manos
“Con la música en las manos”
Trigo/ Mario Arturo

El sueño de la madrugada del 18 de marzo de 1982 tomaba vue­lo; los últimos alientos del gobierno de López Portillo sucedían entre crisis y devaluación. En América Latina la canción popular anti-industrial continuaba como trinchera de las voces reprimidas y de movimientos estéticos que rompían los pará­metros del marketing y la programación radiofónica. En la os­curidad de mi casa descansaba de la celebración en Coyoacán de un cumpleaños más del líder del Grupo Nopalera, “mi car­nal” Arturo Cipriano. Tenía que aprovechar a lo máximo posible el sueño reparador ya que a medio día iría al fraccionamiento Burgos, de Cuernavaca, a la casa de mi compadre Guadalupe Trigo, me esperaba un trabajo con el compositor y cantor yuca­teco para realizar los temas musicales de la serie televisiva “Los bandidos de Río Frío” basada en la obra de Manuel Payno. La tarea era tenaz y había que dedicarle todo el fin de semana.

El timbre del teléfono llamaba y llamaba con insistencia; levanté el auricular y al otro lado de la línea escuché la voz del “Chato” de la Vega, bohemio de corazón, que con tono lleno de angustia me pedía que consiguiera un helicóptero para Trigo; conociendo el humor etílico del que hablaba, con acento comedido le señalé que estaba durmiendo y que a la mañana siguiente tenia trabajo; adormilado colgué el apara­to y a la pregunta de mi compañera de? quien era¿ contes­té: de la Vega, creo que traía su acostumbrada borrachera. El ring, ring del teléfono continuó llamando y ante mi negativa a contestar, Lourdes con esa paciencia que tienen las muje­res de los poetas dijo: contesta puede ser una emergencia, a regañadientas levanté el “cementerio” de la voz” como lo llamaba Sabines y con sorpresa oí la voz de Marco Antonio Morel, guitarrero y compositor, integrante del grupo de Gua­dalupe, que me avisaba que en la morgue de Cuernavaca, se encontraba el cuerpo del compositor de “Mi ciudad”- el texto es de Eduardo Salas- y que había que presentarse a identifi­carlo, ya que en un accidente mortal de esa madrugada había fallecido junto a su asistente y chofer, Raúl.

Grabada en el viento Gabriela,
tu nombre de niña
grabada el viento chileno
tu voz de poesía, por siempre quedó
“Gabriela Mistral”
Trigo/ Mario Arturo

La carretera de la ciudad de México a Cuernavaca es fría y, en los últimos días del invierno es helada. En el transcurrir del viaje, la incertidumbre giraba en mi cerebro mientras re­gresaban imágenes rápidamente, de aquel 1982, cuando en Tijuana, Baja California, una noche de canciones, nació una amistad sólida y fructífera en la tarea de hacer cantos popu­lares sin concesiones a las armonías facilonas y a las palabras gastadas. A llegar a la sala mortuoria, el cadáver desnudo e indefenso me causó una sensación de soledad musical que durante veinte y nueve años me ha acompañado. Pensé en voz alta que era muy joven para morir, que apenas tenía 41 cumplidos y un amplio camino por cantar.

Mi ciudad es chinampa
en un lago escondido.
«Mi Ciudad» Trigo / Salas

Guadalupe nació en Mérida Yuc., en 1941, en esos tiempos, su padre, Alfonso Ontiveros trabajaba en una florería de su propiedad, titulada “El jardín radiante”, por esas cosas de la vida los restos de Trigo se encuentran en el lote de actores, del Panteón jardín en “Chilangolandia”. Para cumplir com­promisos familiares, Alfonso Ontiveros Carrillo que era su nombre de pila, estudió la carrera de leyes en la universidad de su estado, titulándose con calificaciones sobresalientes. A la par de su estadía en las aulas de derecho, fue parte del gru­po peninsular de rock; Los Monjes; al terminar sus estudios profesionales se trasladó a la ciudad de México para perfec­cionarse en la ejecución guitarrística, con el músico yucateco Juan Helguera, figura prominente en el mundo de la guitarra. En sus primeros pasos en la capital se integró como intérpre­te a los cafés cantantes que en esa época se encontraban de moda. En 1970 fue firmado por la empresa discográfica RCA Víctor, publicando un disco con trova y romance; en 1971 salió a la venta el disco que contiene entre otras obras: Mi Ciudad, La milpa de Valerio, Genoveva, tal y tal, producción arriesga­da por plantear un sonido diferente al tradicional del maria­chi; los arreglos de Mario Patrón, Enrique Nery, etc. vistieron las canciones de manera diferente a la usual, no fue un suceso de ventas, sin embargo fue bien aceptado por los conocedo­res. En 72 contratado por un antro”tijuano” se presentaba en “La frontera más visitada del mundo” con poco éxito, un amigo común me llamó a la UABC donde laboraba en el taller de poesía, para ver la posibilidad de presentarlo en las aulas universitarias, fui con el poeta Rincón a visitarlo y, formaliza­mos el compromiso que a la semana siguiente, realizaría su actuación para los universitarios. El lleno en el Salón Ulises Irigoyen fue pleno, los aplausos copiosos y la aceptación ge­neral al canto nuevo mexicano que Trigo interpretaba: Total.

Escucha es más fácil
que te canses de la vida
que de mi
“Te lo juro corazón”
Trigo/ Mario Arturo

29 años han pasado de su ausencia y aún su música continúa girando por el mundo; los días 18 de marzo lo recuerdo con una sonrisa, la misma que me acompañó muchas noches en las que hicimos canciones o compartimos escenarios en dife­rentes lugares; sé que hace falta, que la canción popular lo ne­cesita para evadir las formulas ramplonas y gastadas tan en boga. Sé que ya han pasado 29 marzos sin Guadalupe Trigo.

*Autor e investigador.

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