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Los archivos históricos municipales en Sinaloa

Por domingo 3 de octubre de 2010 Sin Comentarios

Una problemática presente sobre el pasado de sus pueblos

Por Jesús Rafael Chávez Rodríguez*

En el oficio del historiador existen grandes obstáculos cuando se trata de tejer esas historias locales y regionales que se encuentran diseminadas en la atmósfera etérea del pasado. Si bien, existen cronistas y aficionados de la historia que han rescatado parte de la historia trasmitida por las generaciones pretéritas, falta contrastarla con la historia que brindan las fuentes de primera mano. ¿Pero cómo ejercer ese delicado oficio de historiador cuando la matera prima se ha esfumado? ¿Cómo rescatar esa cultura avasallante que amenaza con desaparecer? ¿Acaso la identidad de un pueblo no es importante? ¿Qué será de un pueblo que no es capaz de responder siquiera a los cuestionamientos más básicos de su realidad existencial, quién soy y de dónde vengo?

El azote de un pasado que reclama ser contado toca a la puerta de nuestros pueblos, pero no es posible abrir por el momento, pues dentro no existen elementos suficientes que garanticen una verdadera y fundamentada historia. En la mayoría de los municipios de Sinaloa faltan archivos históricos municipales, de los que son excepción Culiacán, Mazatlán, Badiraguato y Mocorito, que cuentan con un archivo municipal constituido y reglamentado.

Al respecto el Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa en concordancia con la Crónica de Sinaloa A. C., se han sumado a la iniciativa de participar activamente en el rescate y ordenamiento de los archivos municipales. Esta iniciativa sería de gran beneficio para crear una nueva generación de historiadores y cronistas, que podrían aplicar metodologías diferentes y más variadas para el enriquecimiento de sus investigaciones.

En este sentido, la realidad del país es muy lamentable, pues de los 2 mil 428 municipios que existen en México, algunos no conservan sus archivos en buen estado y muchos de ellos los tienen extraviados o dispersos. Esta anomalía se debe tal vez  a la falta de interés, o simplemente al descuido o falta de recursos.

La importancia del archivo radica en su funcionalidad, pues de la misma manera que una persona reúne sus documentos de importancia como acta de nacimiento, cartilla de vacunación, pasaporte, etc., para dar testimonio de su existencia, así también un pueblo necesita de sus documentos para dar fe de su existencia y de sus funciones en los distintos procesos: sociales, económicos, culturales e históricos.

Centrados en la presente problemática, formar un archivo histórico municipal significaría el fundamento para un trabajo histórico fehaciente y la pauta para formar un espacio organizado de sus documentos, pues el archivo municipal no es otra cosa que el conjunto organizado de documentos que los ayuntamientos generan y reciben en el ejercicio de sus funciones, desde la creación del municipio hasta la actualidad. En la documentación que integra un archivo de esta índole tiene que ver directamente con todos los individuos que forman la comunidad del municipio en cuestión, registra su organización política y social, su desarrollo particular, sus características fundamentales y sus principales sucesos.

La importancia de este tipo de archivos radica no sólo en su carácter histórico, ya que también son de gran utilidad para las autoridades municipales como para los habitantes que sirven a su administración; en ellos se documenta la relación entre el gobierno y los ciudadanos; se registra la actuación de los órganos encargados de operar los servicios públicos; las demandas ciudadanas; las actas y trámites que confieren derechos a las personas; al registro civil y sus correspondientes actas de nacimiento, matrimonio, divorcio y defunción, entre otros.

Como investigador en la materia de historia he sido testigo de los beneficios que genera un archivo organizado, sobre todo, cuando se trata de la elaboración de un trabajo de calidad, pues facilita la eficiencia y permite ampliar el rango de información en un menor tiempo, ejemplo de ellos son: el Archivo General de la Nación (AGN), con su amplia base de datos, que permite al usuario localizar de manera expedita cualquier documento en su copioso mundo de información; el Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa; o para no ir tan lejos, el Archivo Municipal e Histórico de Mocorito, que modestamente ofrece su documentación de manera organizada a investigadores y curiosos de la historia regional.

En cambio las desventajas de un archivo desorganizado y disperso son lamentables para cualquier trabajo de investigación, pues cualquier tipo de consulta se hace casi imposible y altera cualquier planificación o cronograma. Pero lo más lamentable es cuando no existe archivo alguno que consultar, pues eso si hace imposible cualquier trabajo de investigación serio y concienzudo, privando de ser objeto de estudio a espacios y periodos donde existe esta carencia.

*Maestro en Historia/UAS.


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